Algunas cosas cambiarán para bien; otras no

¡Buenos días!

Donald Trump entró a su segundo período presidencial, como fuese perseguido por el mismísimo demonio, para usar una expresión popular en EE. UU. Sin perder tiempo y como si tuviese poco, ha ido cumpliendo sus promesas de campaña —algo inusitado en un político— al píe de la letra. A este paso, el territorio estadounidense se ampliará hacia el norte con Canadá como un estado más de la unión, y Groenlandia como un territorio libre asociado. Si invade Panamá para tomar control del Canal, son otros “100 pesos”, como se dice popularmente.

El hecho es que Trump no está atado a ningún ligamen partidario, ni de otra índole. No puede reelegirse —salvo enmienda constitucional estilo dictatorial— así que no le importa guardar formas algunas. Hará lo que hará, porque cree que es lo mejor. Si está en lo correcto son, de nuevo, otros 100 pesos.

El mundo tendrá que adaptarse al estilo muy peculiar de Trump; un líder así de transaccional es tanto un peligro como una oportunidad.

Mientras tanto, quienes se opongan por motivos pueriles o ideológicos —sin fundamento— serán relegados a un segundo plano; a intentar suerte en cuatro años.

Se vienen tiempos recios; como digo el expresidente Obama: las elecciones tienen consecuencias. Viviremos la consecuencia de la decisión de los votantes estadounidenses alrededor del mundo. Cuando menos, los próximos dos años, cuando sea la elección de medio período.

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¿Regresará la “Independencia del Ciberespacio”?

Trump “cierra el chorro” de la ayuda exterior de Washington

Columna de opinión: El proteccionismo mexicano detrás de la migración ilegal

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Rafael P. Palomo
¿Regresará la “Independencia del Ciberespacio”?
833 palabras | 4 mins de lectura

“Gobiernos del mundo industrial, cansados gigantes de carne y acero, vengo desde el ciberespacio, el nuevo hogar de la mente. En nombre del futuro, les pido a ustedes, representantes del pasado, que nos dejen en paz. No son bienvenidos entre nosotros. No tienen soberanía en el lugar donde nos reunimos”. Con esas palabras abría John Perry Barlow su Declaración de Independencia del Ciberespacio desde Davos, Suiza, en 1996.   

  • El ensayo fue una respuesta a la Ley de Telecomunicaciones de 1996 (EE. UU.), considerada uno de los primeros intentos por regular el contenido difundido en internet.

  • Desde sus inicios, el internet ha sido considerado como un espacio inmaterial y soberano, moderado por la Regla de Oro, más no por ninguna entidad gubernamental. A pesar del optimismo de Perry Barlow, casi 30 años después, la realidad es muy distinta.  

Panorama general. El 6 de enero de 2021, Mark Zuckerberg (CEO del entonces, todavía, Facebook) anunció que suspendería las cuentas de Donald Trump en sus plataformas —entre ellas, Facebook, Instagram, WhatsApp y Messenger— por considerarlo instigador de la invasión del Capitolio. Cuatro años más tarde, anunció que Meta tendría un cambio radical de políticas, dejando de lado la censura y los intentos de amordazamiento del contenido, promovido en gran medida por los famosos “verificadores” (fact-checkers). 

  • Las plataformas de Meta pasarán a tener un modelo de moderación similar al de X, donde son los propios miembros de la comunidad los encargados de señalar posibles noticias falsas o engañosas.

  • Facebook y las otras redes sociales de la familia de Meta “volverán a sus raíces” para “restaurar la libertad de expresión”, afirmó.  

Visto y no visto. Zuckerberg declaró en 2024 que la Casa Blanca le dio directrices a los empleados de Meta para censurar contenido que pusiera en duda la legitimidad de las vacunas y otros contenidos relacionados con la covid-19. En una entrevista con Joe Rogan, explicó que le pareció sensato tomar una postura moderadora al inicio de la pandemia, con el fin de evitar el caos en una emergencia.  

  • Ceder al Estado —o, a un gobierno en específico— ese espacio para censurar y dirigir la narrativa en redes sociales llevó a lo inevitable: la extralimitación del poder político en contra de la libertad de expresión.

  • Afirmó [Zuckerberg] que hostigaron al personal de la compañía para censurar, incluso, contenido satírico y humorístico.  

Por qué importa. En 2020, Twitter bloqueó la posibilidad de compartir el enlace de una nota del New York Post con evidencia de un posible caso de corrupción del entonces candidato, Joe Biden. Facebook, por su parte, deliberadamente limitó el alcance de la noticia para reducir su difusión. Ambas plataformas censuraron la historia debido a acusaciones de 51 oficiales de inteligencia que la tildaron de “desinformación rusa”. La noticia, posteriormente, se probó como real.  

  • Un 17 % de los votantes de Biden en siete estados bisagra afirmaron que no hubieran votado por él de haber leído dicha información; un 79 % de estadounidenses consideran que los resultados de la elección fueron determinados por esta censura.

  • Bajo la bandera de prevenir la desinformación y el supuesto discurso de odio, gobiernos como el estadounidense, el brasileño, y de algunos miembros de la Unión Europea han sido capaces de distorsionar la narrativa en redes sociales con fines políticos.  

Sí, pero. Zuckerberg no es ningún pionero de la libertad de expresión. La tendencia inició en 2022, cuando Elon Musk compró Twitter —ahora X—, de acuerdo con él, para proteger la libertad de expresión, combatir la censura y promover la transparencia en internet. La liberación del contenido en X es considerada uno de los factores claves para la victoria de Donald Trump en 2024.  

  • En 2024, Jeff Bezos decidió que el Washington Post —del cual es dueño— no apoyaría a ningún candidato presidencial, rompiendo una tradición de 36 años de dar su apoyo exclusivamente a candidatos demócratas.

  • Bezos se ha enfocado en alejar al medio de la injerencia demócrata que ha tenido por años, incorporando a más voces conservadoras para balancear la narrativa y renunciando a las políticas corporativas DEI (diversidad, equidad e inclusión).  

En conclusión. Mark Zuckerberg se ha sumado a una lista de gurús de Silicon Valley que han reconocido los efectos nocivos de la injerencia política en el ciberespacio. Aunque, para fines prácticos, el internet esté regresando paulatinamente al sueño de John Perry Barlow, cabe la posibilidad de que los dueños de las plataformas solo estén acomodándose a las políticas del presidente Trump y su visión pro-libertad de expresión.  

  • Aunque parezca una mera sumisión hacia Trump —al igual que lo hicieron con la administración Biden—, no tomaron esta misma postura cuando Trump asumió la presidencia en 2017.

  • Al contrario, en lugar de besar el anillo, la élite de Silicon Valley y los medios tradicionales tuvieron una postura antagónica durante su primera presidencia. El paradigma parece haber cambiado.

  • Con retos importantes en el resto del mundo occidental —especialmente en Europa y Brasil—, la narrativa políticamente impuesta —y, sobre todo, la censura— en internet parecen estar llegando a su fin. 

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Richie González
Trump “cierra el chorro” de la ayuda exterior de Washington
871 palabras | 4 mins de lectura

Fiel a su estilo, el primer día del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca no estuvo exento de acciones dramáticas y contundentes.

  • El presidente autorizó —por lo menos—46 órdenes ejecutivas (EO por sus siglas en inglés) tan solo momentos después de tu toma de posesión, una cifra histórica.

  • Entre ellas, varias de ellas, alineadas con su agenda America First, que abordan temas como la seguridad fronteriza, la energía y su anunciada reforma a la administración pública estadounidense.

  • Para los aliados de Washington en el extranjero —especialmente en Latinoamérica—, la EO 14160 reviste particular importancia, pues marca el inicio del anticipado cambio de dirección en el financiamiento de la ayuda exterior de EE. UU.  

Panorama. Trump ordenó una pausa de 90 días en toda asignación y desembolso de la ayuda exterior de EE. UU., con el objetivo de que su equipo lleve a cabo una revisión exhaustiva de todos los programas de asistencia existentes.

  • En su redacción, la EO establece que no se le deberá dar seguimiento a ninguna asistencia que no esté completamente alineada con la política exterior del presidente de los EE. UU.

  • Esto, por sí solo, es una muestra del fuerte cambio que se dará en los programas de ayuda exterior bajo el mandato de Trump, cuya visión sobre el rol de Washington en el tablero geopolítico y sus convicciones ideológicas contrastan significativamente con las de su antecesor, Joe Biden.

  • Para el círculo cercano de Trump y su base de votantes más fiel, la ayuda exterior de EE. UU. —en los últimos años—, no ha estado alineada con sus intereses. Un ejemplo de ello es la crítica constante hacia el apoyo de Biden a Ucrania, que asignó aproximadamente USD 175 000 M desde 2022 hasta el final de su gobierno.  

Entre Líneas. La decisión de continuar desembolsando recursos o financiar nuevos proyectos recaerá en última estancia en el departamento de Estado, ahora liderado por Marco Rubio y un número importante de funcionarios de ascendencia latina con amplia experiencia en asuntos latinoamericanos. Esto, de forma implícita, ha revelado la importancia de la región para el segundo periodo de Trump, principalmente ante el implacable avance de la influencia de China en casi todos los países la región.  

  • En el año fiscal 2024, Latinoamérica y el Caribe fue la cuarta región con mayor financiamiento recibido a través de USAID, alcanzando los USD 2200M. Entre los principales beneficiarios, figuran Haití, Colombia, Venezuela y Guatemala, que en conjunto recibieron más del 50 % de los fondos totales asignados a la región.

  • Con Trump en la presidencia, es previsible que el monto de asistencia se reducirá. Sin embargo, aún más significativo será la desaparición de cientos de programas con alta carga ideológica que se ejecutaron durante el gobierno del Partido Demócrata.

  • Por ejemplo, en Guatemala, la administración de Biden invirtió más de USD 770 M durante su mandato, monto que incluyó el financiamiento para programas que promueven las cirugías de cambio de sexo, educación enfocada en identidad de género y la teoría crítica de la raza.  

Entre líneas. Algunas cosas, como la aplastante victoria de los republicanos y su agenda America First en las elecciones de EE. UU. reflejan el descontento de los estadounidenses hacia sus funcionaros por destinar miles de millones de dólares al extranjero, fondos que podrían invertirse en superar los retos domésticos que enfrenta el país.  

  • Más allá de ello, la manera en que Washington ha manejado la “ayuda” exterior en Latinoamérica durante las últimas décadas, a menudo parece contradecir sus propios intereses, particularmente en temas como la migración y su competencia con China.

  • Por ejemplo, en 2024, República reportó que la administración de Biden estaba financiado —ilegítimamente— programas que promovían el sindicalismo en los sectores textil y agroindustrial de los países del Triángulo Norte de Centroamérica, región donde se originó aproximadamente un tercio de los encuentros fronterizos entre migrantes y las fuerzas de seguridad estadounidenses desde 2021.

  • Las exportaciones textiles y agroindustriales representan una porción significativa del PIB de los países del “Triángulo Norte”. Al implementar programas de este tipo, Washington reduce la competitividad de los pocos sectores en estas economías con potencial de crecimiento, que además generan empleo para miles de personas. Esto no solo afecta el crecimiento económico potencial, sino que también exacerba el fenómeno migratorio al limitar las oportunidades laborales en la región. 

El balance. El “cierre del chorro” de noventa días anunciado por Trump revelará mucho sobre la dirección y las prioridades que tomará la política exterior de EE. UU. en los próximo cuatro años.

  •  Washington enfrenta el enorme desafío de redirigir sus esfuerzos de política exterior en una región que se muestra cada vez más alineada con China.

  • Durante la campaña presidencial, el actual vicepresidente de EE. UU., J.D. Vance, se pronunció sobre esta situación, dejando claro que el enfoque de Washington necesitaba un cambio. Al respecto, señaló: “Hemos construido una política exterior basada en regañar, moralizar y dar lecciones a países que no quieren nada que ver con ello, mientras China tiene una política exterior de construir carreteras y puentes”.

  • Promover el verdadero desarrollo en Latinoamérica se alinea con los intereses de Trump, en el asunto migratorio, y en frenar la influencia de China. Los primeros pasos están tomados, faltan muchos más. 

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Si Estados Unidos quiere reducir la migración ilegal, una de las herramientas que tiene es atacar el proteccionismo comercial mexicano, el cual ha sido un obstáculo para la creación de empleo, no solo para beneficio de los estadounidenses, sino también de guatemaltecos, hondureños y salvadoreños.

Desde la perspectiva del Nuevo Comercio Internacional, inspirada en el neomercantilismo del presidente Trump, podemos concluir que cada guatemalteco ha subsidiado a la industria mexicana por más de USD 1990 (GTQ 15 440) en el siglo XXI.  Y, Guatemala, como país, ha subsidiado a la industria mexicana por más USD 32 000M desde el año 2000, el equivalente a regalarles un 32 % del PIB de Guatemala del año pasado.

El proteccionismo mexicano llega a extremos ofensivos. Veamos el año 2023. Mientras le exportamos a México USD 673M, a Honduras, un país mucho más pequeño en términos de población y con menores ingresos, le hemos exportado USD 1631M.

Si a México le exportáramos lo mismo que le exportamos a Honduras, ajustado por población, Guatemala debiera estar exportando USD 7561M adicionales.

Si los números anteriores los ajustamos por la diferencia entre el ingreso de Guatemala y México, el país debiera estar exportando USD 18 323M adicionales. 

En total, un México que se abre al comercio sin proteccionismos y favoreciendo a sus vecinos frente a otros países, le habría permitido a Guatemala exportar un 185 % más cada año, o, en montos del 2023, USD 25 900M adicionales. 

En este universo paralelo, donde no existe el proteccionismo mexicano contra sus vecinos, Guatemala habría podido reducir de manera significativa la migración ilegal, porque el potencial de generación de empleo de estos USD 25 900M adicionales es de 1.5M de empleos adicionales. Esto es cerca de 58 trabajadores por USD 1M de exportaciones anuales, algo viable para el sector de manufactura ligera, considerando el nivel educativo promedio de nuestra población.

Sin el proteccionismo mexicano, tendríamos el doble de trabajadores formales en el país. Sin el proteccionismo mexicano, ya habríamos reducido significativamente la migración ilegal hacia Estados Unidos, porque estaríamos creando los empleos en Guatemala. 

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