Arévalo toma posesión el 15, no el 14 de enero

¡Buenos días! 

 

Guatemala amanece con nuevo presidente. Lo anterior es cierto en más de un sentido, pues la investidura de Bernardo Arévalo y Karin Herrera se dio pocos entrado ya el 15 de enero; de conformidad con la Constitución, debió realizarse el 14. Previendo esto, el expresidente Giammattei entregó las insignias de mando anticipadamente, ante la posibilidad de que pudiese atrasarse el acto formal de traspaso de la presidencia, como en efecto ocurrió. Giammattei no acudió al acto. 

La anterior legislatura, como último acto de desprecio, dejó una manzana envenenada a la décima legislatura, que mediante un procedimiento dudoso –seguramente será impugnado– revirtió las decisiones de declarar diputados independientes a los electos por Semilla, y dejar fuera de la juramentación al diputado por Cabal, Julio Héctor Estrada. Semilla se hizo con la presidencia del Legislativo y Estrada fue finalmente juramentado como diputado. 

El discurso de Arévalo en la Gran Sala del Teatro Nacional fue retórico y más bien filosófico que aterrizado a los problemas puntuales que aquejan al país. Aún se recuerda el pronunciado por Giammattei hace justamente 4 años, mismo que incumplió casi en su totalidad. 

Más allá de los rifirrafes el 14 en el Congreso y unas resoluciones de la Corte de Constitucionalidad de por medio, las instituciones republicanas, a pesar de todo, resistieron y funcionaron como debían.  

Inicia un nuevo período constitucional, en el que los electos deberán cumplir la palabra empeñada.  

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Arévalo promete cambiar el rumbo de la historia de Guatemala

Gritos y empujones para ganar el control del Congreso

Luego de elecciones, Taiwán se aleja de China continental

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Rafael Párraga
Arévalo promete cambiar el rumbo de la historia de Guatemala
447 palabras | 2 mins de lectura

Tras una exhaustiva espera, el presidente de la República, César Bernardo Arévalo de León tomó posesión, durante la madrugada del 15 de enero —no el 14 a las 14—. En su discurso se obvió el esperpéntico acontecimiento que llevó a la restaurada bancada del partido Movimiento Semilla a conseguir la presidencia del Congreso, además de la integración de miembros del partido en la Junta Directiva. 

 

El presidente Arévalo expresó lo previsible: un mensaje de esperanza, lleno de símiles y alejado de la compleja realidad en la que consiste gobernar. A pesar de que lo vivido en el Congreso en horas anteriores prevé cierta gobernabilidad para cuando menos, el inicio de su mandato, la coalición legislativa que le apoya carece de la cohesión necesaria para prevalecer en el tiempo. Hecho que no afectó la ilusión de lo que el presidente llama una primavera democrática.  

 

Arévalo tildó su toma de posesión como un hito significativo, gracias al ejercicio democrático. En su discurso, aprovechó a remarcar, no solamente su victoria electoral, sino también los atropellos por parte de diversos grupos de poder que quisieron evitar la transmisión de mando. Agradeció, además, a la comunidad internacional por su rol en la defensa de la institucionalidad democrática y reconoció, enfáticamente, su compromiso con los pueblos ancestrales para saldar lo que llamó “deudas históricas que debemos resolver”.  

 

El mensaje estuvo plagado de mensajes de filosofía política, que resaltaron su compromiso progresista con causas como el cambio climático y la desigualdad. Sin embargo, el centro del discurso fue el rechazo al autoritarismo y a la corrupción. Reconociendo la tendencia política de la región, aprovechó para destacar su gobierno como un hito de defensa de los principios de libertad y democracia, tanto en Guatemala como en Centroamérica. Lo afirmó contundentemente: “nunca más el autoritarismo. No permitiremos que nuestras instituciones se dobleguen otra vez ante la corrupción y la impunidad”  

 

El presidente Arévalo ofreció un discurso lleno de promesas esperanzadoras, dónde hizo un llamado a la unidad de todos los sectores del país, en lo que llamó una oportunidad histórica para “edificar una institucionalidad democrática robusta y saludable sobre los escombros de este muro de corrupción que estamos empezando a derrumbar, ladrillo tras ladrillo”. 

 

La falta de antecedentes políticos remarcables le permite el beneficio de la duda, sin embargo, la ambición de su discurso servirá para juzgarle, durante todo su período, y al final, dentro de cuatro años, tal como sucede con todos los presidentes que en su toma de posesión prometen el cielo, sin reconocer los obstáculos que la arena política les presenta. Arévalo se comprometió a cambiar el rumbo de la historia de Guatemala, será la historia quién juzgue la veracidad de sus palabras. 

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Ana González
Gritos y empujones para ganar el control del Congreso
489 palabras | 2 mins de lectura

Tras semanas de incertidumbre, finalmente llegó el 14 de enero, pero el traspaso de mando no fue a las 14:00 horas, pues Bernardo Arévalo tuvo que esperar hasta los primeros minutos del lunes 15 para que el presidente del Congreso, Samuel Pérez, le colocara la banda presidencial que por momentos creyó perder.   

  • El camino para que Pérez tuviera ese honor también tuvo una jornada de negociaciones interminables que alargaron la sesión hasta ya entrada la noche.  

Panorama general. Los diputados de Semilla llegaron dispuestos a todo, pues sabían que la pelea por la presidencia no sería fácil. Vamos y sus aliados harían lo suyo para que Sandra Jovel fuera la ungida.  

  • La tensión inició cuando se informó sobre una “comisión” que calificaría las credenciales de los nuevos diputados para proceder a su juramentación. Ello provocó críticas, pues se pensó que solo buscaba retrasar la sesión. Además, la comisión fue dirigida por Javier Hernández, un diputado que ganó notoriedad por llegar ebrio al hemiciclo.  


  • La espera hizo que se registrara un encontronazo cuando congresistas de Semilla, UNE y VOS irrumpieron en el salón donde trabajaba la comisión, y a empujones, abrieron las puertas para gritar “golpistas” a los integrantes. 

Los datos. El objetivo de la instancia fue emitir un acuerdo que declaraba diputados independientes a quienes integran la bancada Semilla, pues el partido fue suspendido, con lo cual dejaba sin posibilidades a la planilla encabezada por Pérez.  

  • No obstante, la planilla de Pérez ganó y más adelante el acuerdo fue revertido. También se avaló que Julio Héctor Estrada –diputado electo por Cabal– fuera juramentado; había quedado fuera por una denuncia interpuesta tan solo 48 horas antes de la sesión. 

Qué resaltar. La jornada duró más de 13 horas. El retraso para tomar posesión y elegir a la directiva provocó un clima de incertidumbre, pues algunos temían que Bernardo Arévalo no pudiera tomar posesión. 

  • Incluso, algunos recordaron que hace cuatro años, la falta de acuerdos también   retrasó la toma de posesión de Alejandro Giammattei unas cuatro horas. La diferencia es que, en esta ocasión, el atraso fue tal que la Corte de Constitucionalidad debió intervenir. 

Visto y no visto. Sergio Arana, quien hasta hace unos meses era un hombre influyente en el partido de Giammattei, ahora se codea con Samuel Pérez, así lo mostró durante la Sesión Solemne, donde compartió el mismo color de corbata con el ahora presidente. 

  • Cándido Leal, presidente de la Comisión de Finanzas (2023), no dudó en buscar el saludo de Pérez horas antes de que sumara los 93 votos para dirigir el Congreso. 


  • Sandra Jovel, quien lideró la planilla de Vamos y sus aliados, denunció que diputados que le darían su voto fueron presionados por Estados Unidos. 

En conclusión. Contra todos los pronósticos, Samuel Pérez es presidente del Organismo Legislativo; para lograrlo debió aliarse con personajes que antes criticó. Tiene la gran tarea de dignificar el cargo, pues todos los focos estarán puestos sobre su gestión.  

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Sebastián Gennari
Luego de elecciones, Taiwán se aleja de China continental
707 palabras | 4 mins de lectura

El pasado sábado 13, Lai Ching‑te, del Partido Progresista Democrático (PPD, centro), se impuso ante Hou Yu-ih, del Kuomintang (KMT, centroderecha), y Ko Wen-je, del Partido Popular de Taiwán (PPTW), en las elecciones taiwanesas. El ganador tomará posesión el 20 de mayo. 

  • Las elecciones taiwanesas se deciden en una única vuelta. Lai ganó con un 40.05% frente al 33.49% de Hou y el 26.46% de Ko. La victoria de Lai –actual vicepresidente– puede interpretarse como una apuesta por el continuismo. 

  • El 40.05% obtenido por Lai dista mucho del 57.13% alcanzado por la actual presidenta, Tsai Ing-wen. El PPD perdió su mayoría parlamentaria, cediendo 10 escaños, a pesar de obtener un 2.18% más del voto en comparación a 2020; el KMT ganó 14 escaños adicionales. 

  • El PPD se caracteriza por su línea nacionalista y se opone a la reunificación de Taiwán con China. Desde una perspectiva diplomática, la victoria de Lai complica las relaciones de Taiwán con Pekín, que ha tildado al presidente electo de “separatista” e insiste en su compromiso con la “reunificación”.  

Lo esencial. Es sabido que, en términos formales, tanto Taipéi como Pekín reclaman para sí el nombre de China. Esto tiene un fundamento histórico, pues fue en Taiwán donde se refugió el Gobierno del KMT después de perder la guerra civil contra los comunistas, que tomaron Pekín en 1949. 

  • Hasta 1971, Taiwán ocupó el asiento de China ante las Naciones Unidas, pero en las últimas décadas ha ido perdiendo reconocimiento. Más allá de Guatemala, Belice, Paraguay y la Santa Sede, todos sus apoyos diplomáticos provienen de islas pequeñas. 

  • Dicho esto, Taiwán cuenta con una amplia red de relaciones informales; bajo el eufemismo de “Taipéi Chino”, compite en las Olimpiadas y firma acuerdos internacionales, incluso contando un modesto tratado de libre comercio (TLC) con China.  

  • A pesar de no reconocerlo como Estado, EE. UU. mantiene una alianza de facto con Taipéi. La Ley de Relaciones de Taiwán rige la política de Washington, permitiéndole mantener la “ambigüedad estratégica” en cuanto a cómo respondería de producirse una invasión china de Taiwán. 

Entre líneas. Como se ha dicho, Taiwán y China aún sostienen el principio de una sola China: según ellos, existe la República de China (Taipéi) y la República Popular China (Pekín), pero juntas forman parte de la misma nación. Esto no es más que una ficción legal a la que Taiwán no puede renunciar, pues se expondría a represalias chinas en caso de consumarse la separación definitiva. 

  • Incluso dentro de Taiwán hay divisiones internas. El PPD, el partido de gobierno, defiende la independencia de Taiwán; el KMT se opone al separatismo identitario. El PPTW, un partido relativamente nuevo, se decanta por la posición intermedia. 

  • Todas las fuerzas políticas del país tienen un fuerte localismo; son patriotas para con Taiwán. Sin embargo, partidos como el PPD buscan restar importancia al elemento chino, mientras que el KMT insiste en que, a pesar de las diferencias ideológicas, Taiwán sigue siendo esencialmente chino. 

  • Las divisiones internas obedecen no sólo a las diferencias ideológicas, sino también a factores culturales. Exceptuando a la reducida población aborigen, los taiwaneses son étnicamente chinos, pero los descendientes de los 800,000 refugiados de la guerra civil tienden a ser menos separatistas. 

El balance. Debe recalcarse que la cuestión del estatus no es lo único que define a la política taiwanesa. Los taiwaneses tienen otras inquietudes, como el alto coste de la vivienda y el estancamiento de los salarios; esto –y no la confrontación con China– está detrás del retroceso electoral del PPD, que lleva 12 años en el poder. 

  • Entonces, no deben obviarse las consecuencias de las elecciones. El PPD busca desvincularse económicamente de China, su principal socio comercial. Pekín, por su parte, podría desmantelar el marco de cooperación económica que existe entre las dos partes. 

  • En Centroamérica, Taiwán contará con el apoyo de EE. UU. para invertir en países aliados, convenciéndolos de las ventajas que representa frente a China. También podría enfocarse en entablar relaciones informales, que, si bien no le brindan legitimidad diplomática, traen beneficios comerciales. 

  • Ante el decoupling y nearshoring propuesto por los estadounidenses, Taiwán también busca invertir en América. Gigantes tecnológicos como TSMC han empezado a invertir en EE. UU., pero reconocen que la experiencia ha estado plagada de retrasos y sobrecostos.