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Bernardo hará —presumiblemente— lo mismo que Jimmy

¡Buenos días!
En lo que respecta a su trato con el gobierno de EE. UU., Bernardo Arévalo tomará una página del libro de Jimmy Morales: quedar bien con Trump.
El canciller, Carlos Ramiro Martínez, anunció en conferencia de prensa que se contempla la posibilidad de constituirse [Guatemala] como un tercer país seguro, como durante la primera presidencia de Donald Trump; el hecho fue duramente criticado por la izquierda y los opositores de Morales.
En esta, la segunda presidencia de Trump, su discurso —y acciones— antiinmigración son aún más recios. Aunque los números todavía no superan a los de la administración Biden, es previsible que la cantidad de guatemaltecos deportados incremente considerablemente. Sin embargo, otra cosa sería que se reciban en el país a nacionales de otras latitudes con la intención de “apaciguar” al tonante y transaccional presidente.
Así como en 2019, ahora no hay nada que el Gobierno guatemalteco pueda hacer para oponer resistencia, sobre todo luego de la demostración que dio Trump con Gustavo Petro.
Habrá que ver si quienes se rasgaron las vestiduras entonces, lo harán también ahora; aunque todavía no estaban en el Congreso, varios miembros de Semilla fueron vocales en su crítica. Seguro ahora callarán, aunque paren siendo aquello que tanto criticaron: más de lo mismo.

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•El auge y la caída del wokeismo
•País seguro: Gobierno de Arévalo podría imitar al de Jimmy Morales
•Alarma incremento de lesiones en Guatemala
Rafael P. Palomo
El auge y la caída del wokeismo
642 palabras | 3 mins de lectura

Lo woke inició como un estilo de vida para los progresistas —estar “despierto” ante las injusticias sociales—, pero evolucionó hacia una ideología discriminatoria e intolerante.
Los datos. Un estudio que recopila datos de Gallup, General Social Survey, Pew y YouGov, de los últimos 25 años, demuestra que el movimiento woke está en decadencia. El auge comenzó en 2015 con el movimiento #MeToo y alcanzó su pico en 2021 con las protestas por de la muerte de George Floyd. Las demostraciones violentas, las ciudades quemadas y los saqueos generaron un movimiento reaccionario antiwoke más fuerte.
La oposición a la participación de hombres en deportes femeninos ha incrementado de un 53 % a un 61 % entre 2017 y 2024.
Palabras como “supremacía blanca”, “transfobia”, “microagresión”, entre otras, han disminuido significativamente tras su pico en 2021 en medios como el New York Times, el New York Post, Wall Street Journal, Washington Post y el Washington Times.
Los cursos en las universidades de EE. UU. con nombres woke aumentaron en un 20 % entre 2010 y 2022; no lo han hecho desde entonces.
Visto y no visto. El mundo corporativo también se ha montado a la ola, aunque de manera más reciente. Tras la muerte de Floyd, las menciones de contrataciones DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión) se quintuplicaron. Para el segundo trimestre de 2021, estas eran 14 veces más comunes que antes de ello.
Para 2024, la tendencia había caído en un 78 % en la “América corporativa”.
Compañías como Amazon, Meta, McDonald’s, Walmart, Ford, Lowe’s, Harley-Davidson, Brown-Forman, John Deere, Tractor Supply, entre otras, han oficialmente abandonado sus políticas DEI.
Bob Iger, CEO de Disney, ha indicado que el gigante del entretenimiento abandonará varios proyectos con perspectiva woke. Está por verse si esta tendencia se ampliará al resto de la industria.
Entre líneas. Otrora, la postura de censura en medios y redes sociales evitaba la difusión del disenso a la narrativa woke. La venta de Twitter en 2022 fue uno de los primeros pasos para un cambio de pensamiento. La política de libertad de expresión de Elon Musk generó una especie de efecto manada antiwoke.
Muchos disidentes del movimiento, que en ese momento era la tendencia dominante, pudieron expresar sus opiniones por primera vez en años.
Aunque no sea medible, la liberación de las redes sociales despertó a una mayoría silenciosa —o silenciada—.
Aquellos amordazados por la idea de “culpa blanca” —u otros conceptos similares— dejaron de sentirse culpables.
Sí, pero. Aunque hay una demanda social por alejarse del mundo woke, queda la interrogante de qué vino primero: el ajuste político, o el social. Muchas decisiones corporativas se dieron en 2023, tras una sentencia de la Corte Suprema de EE. UU. en contra de la acción afirmativa en las admisiones universitarias. El mundo empresarial se adaptó a la decisión política.
Antes de ello, el mercado no había detectado un cambio lo suficientemente significativo en la demanda social como para ajustar su oferta corporativa.
La popularidad de los líderes antiwoke es cada vez mayor en todo el mundo. Ejemplo de ello es el clamor por el discurso de Javier Milei en Davos, donde afirmó que es “nuestra responsabilidad histórica desmantelar el edificio ideológico del wokeismo enfermizo”.
El argentino tildó a la ideología como la epidemia de nuestros tiempos y un “cáncer que debemos extirpar”.
Ahora qué. La tendencia podría haber cambiado por el contexto de los últimos años en EE. UU. Bajo la administración Biden, los movimientos woke tuvieron poco que clamar, pero con el cambio de presidencia es posible que regrese el malestar a las calles.
Los excesos del pasado, empero, parecen haber despertado una masa crítica que rechaza la actitud totalitaria de la ideología progresista.
El nuevo liderazgo de la derecha deberá ser capaz de sostener el criterio del sentido común, por encima de la agenda coordinada que ha dominado desde hace 10 años.
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Edgar Quiñónez
País seguro: Gobierno de Arévalo podría imitar al de Jimmy Morales
512 palabras | 2 mins de lectura

A su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump ha cumplido lo que prometió; para bien y para mal. Horas después de su investidura, firmó varias órdenes ejecutivas, siendo las relacionadas con asuntos migratorios las que más han repercutido en Latinoamérica.
En perspectiva. Hablando específicamente de deportaciones, hemos visto cómo varios países han recibido vuelos inesperados de migrantes. Tal es el caso de Guatemala. El pasado 24 de enero ingresaron tres aviones con un total de 265 personas deportadas.
Se debe señalar que las deportaciones en el país han sido una constante. El 2024 cerró con más de 76 000 retornados. Mientras que, del 1 al 28 de enero de 2025, el Instituto Guatemalteco de Migración (IMG) contabiliza 3488 personas deportadas, cifra que irá en aumento.
Se habla de la campaña “Cerca de ti, siempre” que contempla recomendaciones ante redadas y detenciones. Consejos para evitar deportaciones y proteger derechos. Números de emergencia y datos de organizaciones de apoyo. Registro civil de menores y riesgos de migrar irregularmente.
También está el plan “Retorno al Hogar”, por medio del cual el IMG creará un centro de registro y seguimiento destinado a personas retornadas y el cual será instalado en el Parque de la Industria. Sin embargo, estos esfuerzos se ven insuficientes.
Qué destacar. La primera semana de febrero, el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, visitará el país. En su agenda destaca una reunión con el presidente Bernardo Arévalo, aunque esa no será la primera vez que ambos conversan, pues en 2023, ya como presidente electo, el gobernante tuvo una cita con el entonces senador de Florida.
Se cuestionó al canciller Carlos Ramiro Martínez quien dijo que serán varios los temas que se discutirán; ante la pregunta directa de si existe la posibilidad de que Guatemala se convierta en un “país seguro”, respondió: “Es parte de los asuntos migratorios que vamos a abordar, a ver si surge como tal”.
¿Realmente le convendrá a Guatemala ser un “país seguro”? En 2019, el entonces presidente Jimmy Morales cedió a las presiones de EE. UU., y muchos, incluyendo algunos de los que ahora son funcionarios oficialistas, lo criticaron acremente.
A la fecha, el número de guatemaltecos no detenidos con órdenes de deportación supera los 253 000, según un documento oficial del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE, por sus siglas en inglés). En ese sentido, es importante prestar atención a la cifra de personas que podrían llegar al país.
Por qué importa. Se ha hablado por parte de las autoridades gubernamentales de que incluso existe la posibilidad de que las deportaciones empiecen a darse vía terrestre debido a las políticas de Trump. Todo esto abre la posibilidad de reactivar el tema de “país seguro”, lo que significaría el doble o el triple de la cifra del ICE.
Ya sea el gobierno de Bernardo Arévalo o cualquier otro, el margen de negociación es prácticamente inexistente; habría una imposición. La falta de infraestructura y de estrategias para atender a los retornados lo hacen que excesivamente oneroso para Guatemala, igual que en 2019.
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Glenda Sánchez
Alarma incremento de lesiones en Guatemala
En los últimos ocho años se han registrado 32 628 lesiones —leves, graves o gravísimas—, y se presume que gran cantidad se vincula con hechos violentos, intrafamiliares o accidentes, según datos de la Policía Nacional Civil (PNC).
El 57 % —18 719— de los casos fueron entre 2016 y 2019, justo antes de la pandemia de covid-19. Dos años después —2020 y 2021—, disminuyeron hasta llegar al 15.7 % —5133—. Se puede especular con que la reducción de los hechos en estos dos años se debe a las restricciones implementadas por el gobierno de Alejandro Giammattei para evitar los contagios.
En 2022, los casos comenzaron a subir, pasando de 2534 —registro de 20219— a 2685, hasta llegar a 3274 casos en 2024, durante el Gobierno de Bernardo Arévalo. En conclusión, en los últimos años —2022 a 2024— el porcentaje de casos alcanzó el 26 %.
Uno de los aspectos al que se le atribuye el incremento, aunque parezca trillado, es que en 2022 se eliminan todas las restricciones y en 2024 cambian las autoridades en las instituciones responsables de la seguridad. Alarma que las cifras regresen a las reportadas en 2019 —3364 —.
Walter Menchú, experto en Seguridad Ciudadana del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), advirtió que los datos de la PNC generan dudas porque registran las lesiones, pero no dan seguimiento a los casos. “Algunas de las víctimas mueren al ingresar al hospital o días después; se agregan a la lista de homicidios, pero no se tiene certeza, si los casos se borran de las estadísticas de lesiones”, añadió.
Además, recordó que se deben analizar los datos para determinar el porcentaje de las lesiones vinculadas a hechos delictivos, con ello se podría establecer estrategias de seguridad en zonas y también programas preventivos en la comunidad. “Los registros de la PNC son de lesiones en general, no están desglosadas por gravedad ni si están asociadas a algún otro delito”, recalcó.
A diferencia de las lesiones, los homicidios muestran una disminución. En 2024 hubo 75 homicidios menos que en 2023. La tasa se redujo un 3.9 %, de 16.7 muertes por cada 100 000 habitantes —2023— pasó a 16.1 en el 2024.
Guatemala, Escuintla y Petén reportan el 60 % de las muertes. Mientras que en 114 municipios no se registraron homicidios, durante el 2024. “Contar con información actualizada y localizada a nivel geográfico es importante para que las autoridades trabajen políticas públicas enfocadas en reducción de estos delitos que afectan la seguridad de todos los guatemaltecos”, concluyó Menchú.
Entre las acciones implementadas por el gobierno de Arévalo están el incremento de agentes de la Policía Nacional Civil, el Grupo Especial contra las Extorsiones (GEE), los operativos de rutina en puntos de riesgo y la depuración interna en la Policía. Sin embargo, no han sido suficientes para contrarrestar los niveles de violencia; no han sido capaces de implementar su plan de trabajo presentado en campaña.
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