Bolivia: el presidente socialista y su operación de “bandera falsa”

¡Buenos días! 

Termina una semana en la que –ayer– hubo un intento de parte del Ejecutivo en acercarse a los Jefes de Bloque del Legislativo para persuadirlos acerca de aprobar un estado de excepción debido a las condiciones climáticas y su efecto en la infraestructura. Más allá de sus méritos, la convocatoria –la forma– parece haber molestado a algunos diputados, además de que, en la antesala del cónclave, fueron informados que no podrían ingresar sus teléfonos móviles. Deja qué pensar acerca del discurso de transparencia del gobierno, ya que no se trataría ningún asunto de seguridad nacional o diplomático que fuese sensible.  

Por otro lado, el presidente Bernardo Arévalo tomó una decisión acertada y no irá a Honduras a la reunión del Grupo de Puebla y del Foro de São Paulo. Sus ministros de Finanzas y de Educación, probablemente, refunfuñarán.  

Les deseamos un muy buen descanso en el fin de semana largo, por el asueto del día del Ejército. El boletín de República Política regresa el martes 2 de julio. 

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“Lo que pasó en Bolivia fue un show”. Entrevista con Juan Pablo Chamón, director ejecutivo de LIBERA Bolivia

Vínculos, poder, alianzas y fuerzas en las postuladoras, ¿mito o realidad?

Biden se estrella en el primer debate presidencial

Ojo con las Comisiones

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Rafael Párraga
“Lo que pasó en Bolivia fue un show”. Entrevista con Juan Pablo Chamón, director ejecutivo de LIBERA Bolivia
953 palabras | 5 mins de lectura

El pasado miércoles, Bolivia acaparó la atención del mundo con un intento fallido de “golpe de Estado”. 

Tras ser reprimido con sospechosa facilidad por el presidente Luis Arce, República conversó —el día de los hechos— con Juan Pablo Chamón, director ejecutivo del tanque de pensamiento LIBERA Bolivia.  

¿Cómo explicas lo que sucedió el miércoles en Bolivia? 

Hubo un intento de golpe de Estado, muy probablemente perpetrado por el mismo gobierno. Nosotros hemos denominado esto como un circo. Lo que pasó fue un show, utilizando a las Fuerzas Armadas para darle más legitimidad al gobierno y que pueda permanecer en el poder, mejorando su imagen en una grave crisis económica. No hay dólares en la economía boliviana, no hay combustibles, hay muchos alimentos que están faltando, las farmacéuticas no pueden importar varios medicamentos por la falta de divisas y demás.  

Eso le ha dado días muy difíciles al gobierno. Ha sido un intento de golpe o de autogolpe muy rápido, que pareciera tener un guión, incluso por la secuencia de horas en las que ha sucedido, que inicia con un hecho bastante extraño.  

¿Cuál es ese hecho extraño? 

Hace unos días, el comandante general del ejército —Juan José Zúñiga— salió en un programa de televisión, afirmando (sobre Evo Morales) que “ese señor no puede volver a ser más presidente de este país”. Antes de esto, nadie estaba hablando en la agenda pública sobre si Evo Morales debe ser candidato o no ni sobre qué va a pasar en las siguientes elecciones. Es por demás extraño que un general en activo de una entrevista en un medio de comunicación y, sobre todo, que se refiera a un tema de política. Eso incluso va en contra de la propia Constitución.  

Lo lógico que debió suceder inmediatamente, pero que en principio tardó, fue que el presidente le destituyera. Supuestamente, eso es lo que detona el golpe de Estado, con Zúñiga asumiendo, increíblemente, un discurso a favor de los presos políticos, en contra de que el poder lo sostengan unos cuantos y diciendo que el país tiene que volver a un encauce normal. Estas son cosas que normalmente la oposición democrática sostiene frente al gobierno de Luis Arce y que ha sostenido durante mucho tiempo en contra del gobierno de Morales. Es por lo bajo sospechoso.  

Entonces ¿qué pasó realmente?  

Una hipótesis puede ser que esto se haya hecho para perjudicar a Evo Morales y facultar a Arce de restringir más libertades, excusándose en lo grave de las amenazas a la seguridad nacional y a la supuesta estabilidad democrática. Por otro lado, otra situación que beneficia al gobierno es que varias personas jóvenes, o que en principio tienen posturas muy firmes contra los regímenes autoritarios de Venezuela, Cuba, Nicaragua, han expresado su solidaridad con la democracia boliviana. 

Mi gran pregunta es ¿cuál democracia? Si tenemos un país donde el gobierno maneja la justicia, hay más de 200 presos políticos, alrededor de mil exiliados y, además de eso, tiene desde hace casi un año paralizada la Asamblea Legislativa a través de sentencias que salen del Tribunal Constitucional que ellos manejan.  

Otro dato no menor ha sido la presencia, la semana pasada, de más de 80 militares venezolanos que han estado dando formación a miembros de las Fuerzas Armadas de Bolivia, de las cuales el general Zúñiga era el comandante. Esto, obviamente, lo han realizado pasándose por encima de todos los mecanismos constitucionales contemplados, porque la Asamblea Legislativa debería haber aprobado esta misión.  

Ellos están diciendo que hubo un golpe y que son los defensores de la democracia. Al final, la verdadera pregunta es, primero, ¿cuál golpe? Y la segunda pregunta es, ¿cuál democracia? Se ha solucionado todo tan rápido y fácil, que la sospecha por lo bajo es lo mínimo que deberíamos tener, tomando en cuenta los antecedentes de este gobierno.  

¿Qué le espera ahora a Bolivia? 

Seguramente, a Bolivia le espera un proceso de mayor restricción de las libertades para las personas de a pie, para la sociedad civil. Me imagino que se va a venir una nueva ola represiva, con nuevas detenciones, con nuevas acusaciones a gente que a ellos o que al poder les incomoda.  

¿Y Evo? 

Lo que le queda es seguir en esta lucha de poder con Luis Arce. Sin embargo, línea discursiva que han tomado ambos ha sido, por primera vez en mucho tiempo, similar. 

La denuncia (de un supuesto golpe) ha venido prácticamente al mismo tiempo; los organismos con los que ambos trabajan —como el Grupo de Puebla— han establecido la misma línea comunicacional. A mí me termina dando a entender que esto probablemente dará paso, ya sea a cierto tipo de reconciliación pública o hacia un sometimiento aun mayor de las instituciones del estado, con tal de profundizar este enfrentamiento entre Evo Morales y Luis Arce.  

De ninguna manera Evo Morales ni Luis Arce quedan derrotados... 

Si Zúñiga colaboró con el presidente para el “golpe”, ¿qué pasará con él?  

Han creado una figura que representa la derecha que a ellos les conviene. Un militar reactivo y golpista que expresa todos eso que, según ellos, representa a la derecha boliviana; además, hay que decirlo, nuevamente la han encontrado (a la derecha) desorganizada, sin un mensaje claro y siguiendo la narrativa o reaccionando a la narrativa del gobierno.  

Habrá que verlo, pero yo tengo todavía mis dudas sobre si la prisión va a ser efectiva e igual a la de cualquiera que hubiera cometido un delito. Lo han tomado preso muy rápido y fácil. Hay sectores que están diciendo que su vida queda en peligro. Yo pondría en duda, debido al nivel de complicidad que creo que tiene, si efectivamente él va a sufrir una prisión estricta, con todas las de la ley.  

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Glenda Sánchez
Vínculos, poder, alianzas y fuerzas en las postuladoras, ¿mito o realidad?
753 palabras | 3 mins de lectura

Después de la fiesta, las carnitas y el licor en el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala (CANG), quedaron integradas las Comisiones de Postulación para la selección de magistrados de Corte Suprema de Justicia (CSJ) y Corte de Apelaciones (CA), pendiente la juramentación en el Congreso.  

  • Los resultados dan un atisbo de la posible correlación de fuerzas de los grupos que buscan influir en el proceso. Sin embargo, la dinámica de las alianzas se concretará después de la integración de las postuladoras, coinciden los entrevistados.    

En perspectiva. En toda actividad se habla fuerzas y negociaciones para obtener un objetivo. Lo criticable es la poca transparencia que manejan en los diferentes procesos.   

  • En el caso de las comisiones, se habla de personajes influyentes tradicionales —Estuardo Gálvez, exrector de la USAC, Gustavo Alejos, exsecretario privado de la Presidencia, Fredy Cabrera, exdecano de Derecho de la Universidad Da Vinci y Sergio Roberto López Villatoro— y actores nuevos —Néster Vásquez, magistrado de la CC, Juan Francisco Solórzano Foppa, extitular de la SAT—.   

  • ¿Cómo se mueven las piezas por los vínculos? En la elección del CANG participaron diez planillas para ambas comisiones, y seis lograron escaños para integrar las postuladoras. La planilla 3 (ASPA) vinculada a Vásquez y la planilla 8 (Unidad X la Justicia) relacionada con Foppa, lograron mayoría.   

  • En el caso de la elección de los magistrados titulares de Apelaciones, la planilla apoyada por Vásquez logró 5 escaños, la planilla 2 —relacionada a López Villatoro— 4, y la planilla 3 —de Estuardo Gálvez— obtuvo tres.   

Cómo funciona.  Los resultados muestran un equilibrio de los grupos. No obstante, fuentes consultadas afirmaron estrategias para obtener poder o mantenerlo en las postuladoras.  

  • Asocian a las planillas 4 (Plataforma de Profesionales por la Justicia) y 5 del CANG (Unidad Gremial de Abogados y Profesionales Afines), ambas lograron pocos escaños. La primera de estas dos planillas la relacionan con Gálvez y la segunda con Fernando Chacón, expresidente del CANG. 

  • Según los entrevistados, es porque Chacón llegó a la presidencia con apoyo de la planilla de Gálvez. “Desde la perspectiva externa manifiestan una separación; sin embargo, es la alianza más natural”, agregaron.   

  • Hay que sumar que uno de los comisionados es el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), Henry Arriaga, y los señalamientos de Gálvez con acciones en la Universidad Regional.  

En el radar. Dos actores relevantes son Armando Ajin, integrante de la planilla 5, abogado de Gustavo Alejos y fotografiado con Arriaga en la USAC hace unos meses; y Wilson López (planilla 1 Unión Gremial), sobrino del ex jefe de la Fiscalía contra el Crimen Organizado, Rony López, también vinculado con Alejos.   

  • “Todo ese contexto de los actores con las planillas es una muestra de cómo los grupos podrían manejar el poder e influir en las dos comisiones”, indicaron.   

  • Al hablar de los grupos no tradicionales, ASPA (apoyada por Vásquez) y planilla 8 (relaciona con Foppa), las alianzas podrían enfocarse con los magistrados actuales de la CSJ, porque buscan su reelección y con los decanos de las facultades de Derecho.   

  • De seguir escarbando, se revelarían un sinfin de relaciones entre los operadores tradicionales, comisionados, diputados y políticos que daría como resultado las posibles alianzas.  

Voces. Analistas aseguran que la tendencia de poder se podría mantener, no obstante, dependerá de las negociaciones y la fiscalización de la sociedad civil.   

  • “Desde la instalación de las comisiones se suele mantener la tendencia de votación y acuerdos. En años atrás se ha observado que los comisionados se separan de los grupos para votar”, indica Marielos Fuentes, directora de Guatemala Visible.     

  • Para Carmen Aida Ibarra, del Movimiento Pro-Justicia, “se mantienen algunos grupos que han tenido presencia en procesos anteriores, con una fortaleza importante. Y asegura que la correlación de fuerzas cambiará conforme el avance, porque se irá armando una nueva dinámica”.     

  • La exmagistrada Astrid Jeannette Lemus Rodríguez recordó que las negociaciones se dan en todos los procesos, no es malo, el problema es cómo, con quién se hacen y con qué fines.  “Eso hace la diferencia”, señala.  

El balance. Los 37 integrantes de cada postuladora tienen la responsabilidad de seleccionar los mejores perfiles para entregarlos al Congreso. Para ello deberán de elaborar los instrumentos de evaluación y calificación para seleccionar a los profesionales más idóneos.     

  • “Deben dejar por un lado las presiones, interés e influencias de los grupos que tradicionalmente buscan incidir en estos procesos. Las negociaciones no son malas, solo se deben hacer de manera transparente y no bajo la mesa”, agregaron. 

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Sebastián Gennari
Biden se estrella en el primer debate presidencial

Anoche, Joe Biden y Donald Trump coincidieron en Atlanta, capital del battleground state de Georgia. No fue una amena tertulia ni una ceremonia del té, sino el primero de dos debates presidenciales antes de las elecciones del 5 de noviembre. En esta ocasión, la tarea fue encomendada a CNN y no se abrieron las puertas al público. El próximo, organizado por ABC, se celebrará el 10 de septiembre; aún no se conoce dónde. Las fechas son de por sí inusuales; para elecciones anteriores, el primer debate se ha celebrado a finales de septiembre, desde luego no en junio. 

En todo caso, Trump ganó el debate. Esto se puede afirmar sin ningún tipo de duda ni temor a acusaciones de tendenciosidad. La práctica totalidad de los medios estadounidenses, entre ellos los más favorables a Biden —en argot estadounidense, la prensa “liberal”—, coinciden en que el debate fue un desastre para el actual presidente.  

Biden no supo aterrizar sus puntos fuertes y abundaron los insultos a Trump, cuyas reivindicaciones los demócratas ahora buscan representar como falaces. Si bien mejoró un poco hacia la segunda mitad del debate, el presidente no pudo presumir de sus logros económicos, que fueron instantáneamente desmontados por Trump. En efecto, el expresidente se atribuyó el bajo desempleo actual, argumentando que obedecía a la liberalización regulatoria de su mandato.   

Biden perdió su secuencia de pensamiento con frecuencia, en una ocasión llevando a Trump a responder: “La verdad es que no sé qué dijo al final de esa oración y él tampoco sabe lo que dijo”. Después del debate, la campaña de Biden insistió en que el desempeño del presidente se había visto afectado por un resfriado. De ser así, el “líder del mundo libre” se habría contagiado justo antes del debate, pues no existe mención anterior de resfriado alguno. 

De Trump no se puede decir que fue cortés. Declaró a Biden el peor presidente de la historia, diciendo que los militares estadounidenses “no aguantan a este tipo”. Indudablemente lo trató con sorna y desprecio, pero esta actitud fue común a ambos candidatos.

Trump apeló a cierta nostalgia hacia su gestión, que describió como idílica en términos económicos. Se empeñó en vincular a Biden al crimen y desorden, haciendo particular hincapié en la crisis fronteriza, que ha introducido millones de migrantes indocumentados al país. En cuanto al aborto, un tema controvertido que representa uno de sus puntos débiles, se desmarcó del asunto. Afirmó que su prioridad era sacar al Gobierno federal del asunto; anulada la resolución del caso Roe contra Wade, considera que su participación en el tema ha terminado, pues el aborto quedó a disposición de los estados.  

El expresidente se mantuvo sereno y ecuánime. No se notó particularmente viejo —con 78 años, es apenas tres años menor que Biden—, pero sí más tranquilo; atrás han quedado los exabruptos, graciosos o poco dignos de un presidente, de elecciones anteriores. Todo indica que prestó atención a las encuestas donde el 88% de los demócratas y el 70% de los republicanos afirmaban que les gustaría ver un Trump más “presidencial” en los debates. 

Si bien Trump se ha anotado un tanto en la batalla por la Casa Blanca, Biden ahora se juega la vida política. El debate ha causado dudas dentro del Partido Demócrata, que ahora ve a su candidato con malos ojos; los rumores han corrido durante meses, pero la confirmación sólo se obtuvo anoche.  

Dicho esto, sigue siendo poco probable que el partido cambie de candidato. En efecto, Biden tendría que renunciar a la candidatura y declarar una convención abierta, algo completamente inaudito en la política estadounidense, donde los partidos tienen una larga tradición de reelegir a sus presidentes. Biden tiene hasta el 19 de agosto para hacerlo, pues ese día inicia la Convención Nacional Demócrata.  

Quizá sería más fácil con un sucesor claro, pero ambos partidos carecen de semejante perfil y pocos osarían lanzarse a la contienda en agosto, apenas dos meses y medio antes de las elecciones. Las cosas, por tanto, previsiblemente se mantendrán como están, evidentemente en perjuicio de Biden. Abundará, además, la especulación en las semanas venideras.

La Corte de Constitucionalidad (CC) ha resuelto cuatro de las cinco acciones que amenazaban el proceso de las Comisiones de Postulación para la selección de la lista de aspirantes de magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y Corte de Apelaciones (CA).   

El amparo pendiente fue remitido a la CSJ por competencia. También fue presentada una inconstitucionalidad, se alega el tiempo que deben cumplir los actuales magistrados en los cargos.   

Con esas resoluciones se reduce el riesgo para detener el proceso y se garantiza la continuidad de las siguientes fases. No obstante, se avizora una lluvia de acciones, según los expertos consultados.