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Carreteras: ni construcción ni mantenimiento

¡Buenos días!
A pocas semanas de cumplirse dos años del gobierno de Bernardo Arévalo, no quedan dudas ya de su incapacidad con respecto a la gestión de la red vial. Más allá de los constantes cambios en la dirección del CIV —lo que interrumpe procesos, cuando menos—, ninguno de los ministros ha sido capaz de ejecutar su presupuesto como corresponde. La ominosa sombra del ministro de Finanzas sobre la ejecución en el CIV es, también, un hecho notorio.
Pero no se trata de un problema de ejecución, simplemente; los efectos de la incapacidad —amen del desdén mostrado, también, durante gobiernos anteriores— son tangibles y provocan sufrimiento diario a los guatemaltecos. La pérdida de tiempo —de vida— en el tráfico es ofensiva. En lo que respecta a la capital, el problema desborda sus capacidades y jurisdicción; con el influjo vehicular proveniente allende de sus límites, no se puede esperar que solucionen algo que tiene responsabilidad compartida. Lo que sí podría trabajarse con más ahínco es la “regionalización”, que, probablemente, requerirá voluntad política y reformas legales.
Porque la paciencia franciscana que se debe tener en el tráfico tiene un límite: las siguientes elecciones.

Gérman Gómez
Movilidad: un reto constante
572 palabras | 3 minutos de lectura

En los últimos años, la movilidad en el país se complicó. Escaló del área metropolitana al departamento de Guatemala, y ahora afecta a gran parte del territorio nacional. En la capital circulan 2.7M de vehículos al día, según las estimaciones del Plan Maestro de Movilidad, realizado por la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (KOICA).
Por qué importa. La alta afluencia vehicular supera la capacidad de las vías actuales del país. Ya no se dan abasto. Asimismo, su deterioro y falta de mantenimiento aumentan los tiempos de movilidad. La Dirección de Infraestructura Vial Prioritaria (DIPP) nació para atender estos problemas, pero perdió su sentido.
Fue concebida como una entidad de carácter técnico e independiente para agilizar la gestión de los proyectos viales. Hoy funciona como una unidad ejecutora más.
Al área urbana ingresan más de 820 000 vehículos al día. El 38 % proviene de la CA-1 Oriente (carretera a El Salvador) y el 28 % de la CA-9 Sur (Ruta al Pacífico).
La CA-1 Occidente concentra el 24 % y el 11 % la CA-9 Norte. Las cuatro carreteras principales de Guatemala carecen de mantenimiento. Este es uno de los factores que provocó que los trayectos de movilidad aumentaran en tiempo.
Visto y no visto. El Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (CIV) planteó varias metas para el 2026, pero no figura la construcción de ninguna carretera nueva. Entre las prioridades que destacó está el mantenimiento a la red vial pavimentada, caminos rurales y rutas terciarias.
La cartera estima que atenderán 2976 km en servicios de mantenimiento. Sin embargo, en 2024 apenas se atendieron 764 km. No hay datos certeros en lo que va de 2025.
En los últimos 25 años, la velocidad de desplazamiento en el país bajó en más del 50 %. Estimaciones de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa) indican que en el 2000 era de 58 km/h.
Para el 2017 disminuyó a 37 km/h. Ahora, 2025, se considera que es de 27 km/h. El incremento vial por año ha sido mínimo: es insuficiente para una adecuada movilidad.
Sí, pero. Otra de las causas del tráfico vehicular es el crecimiento poblacional desordenado del área metropolitana y sus periferias, una realidad que también se replica en otros departamentos del país, como Quetzaltenango. La cabecera tiene, en promedio, 116 000 vehículos que transitan diariamente.
Estimaciones indican que una persona en Xela pasa más de una hora en el tráfico de la ciudad. Antes, no superaba los 30 minutos. En la ciudad capital, el panorama es diferente: más de 3 horas en el tráfico.
Según el Observatorio para las Ciudades de la Universidad del Istmo (UNIS), una persona económicamente activa, en la ciudad, pierde desde la productividad alrededor de GTQ 1300 —al mes— en el tráfico.
Al multiplicarse por 1.5M de personas que transitan en la ciudad, se traduce en GTQ 1950M. La suma al año es de GTQ23 000M. En este sentido, la Municipalidad de Guatemala declaró la problemática como “emergencia nacional”.
En conclusión. El colapso vial revela cómo Guatemala no modernizó su infraestructura al ritmo de su crecimiento urbano y económico. La movilidad dejó de ser un inconveniente aislado para convertirse en una carga que afecta productividad, inversión y calidad de vida.
Sin mantenimiento suficiente y sin proyectos que amplíen la capacidad de carreteras, el deterioro avanza más rápido que las soluciones del Estado.
Si el país no apuesta por infraestructura moderna, alianzas público-privadas y un marco institucional eficiente, por ejemplo, la movilidad no mejorará.
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Glenda Sánchez
Gobernación recibe presupuesto récord en plena crisis de seguridad
583 palabras | 3 minutos de lectura

El presupuesto del Ministerio de Gobernación (Mingob) para 2026 alcanza un monto histórico. El aumento se aprueba en una crisis marcada por fugas carcelarias, incremento de los homicidios, extorsiones en expansión y destituciones en la cúpula de seguridad. Crece la duda sobre la eficiencia del gasto y las prioridades del gobierno de Bernardo Arévalo.
Por qué importa. El salto presupuestario ocurre en un contexto frágil. Gobernación enfrenta repunte de extorsiones, concentración de homicidios en puntos críticos y fallas estructurales en las prisiones. El gobierno justifica el aumento por servicios de seguridad y custodia penitenciaria, pero la criminalidad aumenta.
El presupuesto pasó de GTQ 7432M en 2025 a GTQ 9092M para el 2026. El más alto hasta el momento. Representa un incremento de 39 % del monto asignado en el mismo periodo de Alejandro Giammattei —GTQ 5490M—.
El CIEN confirmó que la cartera del Interior concentra el monto más elevado dentro del sistema de justicia para el 2026. El dato incluye el Ministerio Público (MP), el Organismo Judicial (OJ) y el Instituto de la Defensa Pública Penal (IDPP).
Los niveles de homicidios y extorsiones muestran que la amenaza permanece. No se trata solo de percepción, como justificó Francisco Jiménez, exministro de Gobernación, durante meses. El problema persiste y exige más que aumentos.
En el radar. La fuga en Fraijanes 2 reveló debilidades que no tienen que ver con la falta de fondos; se relaciona directamente con fallas internas: manipulación de cámaras, participación de personal penitenciario, complicidad interna y respuesta tardía del Ejecutivo.
El MP coordinó la captura de 23 guardias acusados de cooperación para la evasión e incumplimiento de deberes. Las aprehensiones se vinculan a la fuga de los reos.
También solicitó a Interpol la activación de órdenes de captura internacional contra exfuncionarios de Gobernación y del Sistema Penitenciario por su presunta implicación en la evasión.
Arévalo admitió no saber dónde está Jiménez, en medio de la crisis. Al mismo tiempo que EE. UU. declaró a las maras organizaciones terroristas y elevó la presión sobre Guatemala.
Datos clave. Los homicidios muestran una reducción en octubre pasado. No obstante, esa misma ventana exhibe señales de alerta: octubre registró 233 homicidios, 65 menos que el año anterior, pero con aumentos en víctimas mujeres (39) y menores (12).
El 49 % de los homicidios ocurrió en el departamento de Guatemala y uno de cada cinco se registra en la capital.
Las extorsiones aumentan y mantienen presión sobre los hogares y comercios. Los casos pasaron de 2063 en septiembre a 2092 en octubre, pese a una reducción interanual.
El sistema penitenciario revela un hacinamiento del 340 %; alberga a más de 23 000 reos en 23 cárceles diseñadas para 6400 prisioneros. El problema facilita la corrupción y la organización criminal.
En conclusión. La estrella del Gobierno de Arévalo es la construcción de la cárcel de “máxima seguridad”. En el artículo 108 del Presupuesto 2026 se autoriza al Ministerio de Finanzas (Minfin) a readecuar GTQ 500M del Mingob y trasladarlos al Ministerio de la Defensa (Mindef). También permite compras directas bajo los principios de transparencia y los controles.
Con la medida buscan cumplir la promesa incluida en el Plan de Gobierno del Movimiento Semilla 2024-2028: recuperar el control penitenciario. No obstante, existen dudas sobre su capacidad para ejecutar una obra de esta escala.
El aumento presupuestario corre el riesgo de diluirse sin resultados concretos, especialmente cuando el sistema de investigación criminal solo logra acusación o condena en el 11 % de los homicidios registrados entre 2014 y 2024.
Reynaldo Rodríguez
Fragmentación: las nuevas reglas internacionales
588 palabras | 3 minutos de lectura

En las últimas décadas, el mundo pasó de celebrar la globalización a hablar de fragmentación. Lo que antes se entendía como un mercado mundial integrado, hoy se reordena en bloques, alianzas selectivas y cadenas de suministro entre países aliados. Este giro no es solo económico, sino que afecta la seguridad, la tecnología y la política. Para países pequeños y abiertos como Guatemala, la regionalización es al mismo tiempo una oportunidad y una fuente de riesgos estructurales.
En perspectiva. Las condiciones del antiguo orden se basaron en la lógica de eficiencia económica.
Tras el fin de la Guerra Fría, se consolidó una etapa de globalización expansiva: apertura comercial, surgimiento de la OMC, auge de los tratados multilaterales y cadenas de valor dispersas en todo el planeta.
La lógica dominante privilegiaba la eficiencia por encima de la geografía: producir donde fuese más barato, financiarse donde hubiese más capital, vender en cualquier mercado y una interdependencia financiera cada vez mayor.
Los grandes shocks —la crisis financiera de 2008, la pandemia, la guerra en Ucrania, las tensiones tecnológicas entre potencias— expusieron las vulnerabilidades de esa interdependencia: cuellos de botella, dependencia energética, fragilidad de suministros críticos y uso de sanciones económicas como arma geopolítica.
Lo indispensable. El nuevo orden se define por la competencia regional y la lucha por el control de recursos críticos.
La regionalización y el friend-shoring han sustituido a la globalización: empresas y gobiernos buscan producir más cerca, en países aliados o políticamente alineados, y los foros panregionales amplios pierden peso frente a acuerdos más pequeños y selectivos.
Se aceleró una carrera por capital, energía y tecnología. Ahora, los Estados compiten por atraer y mantener capital productivo, asegurar rutas y fuentes de energía, controlar minerales críticos, datos y plataformas digitales que serán la base del crecimiento futuro.
En lugar de proyectos de alcance mundial como los de la Guerra Fría, las potencias refuerzan esferas de influencia regional y multiplican la fragmentación de espacios multilaterales, reemplazados por bloques más homogéneos o alianzas bilaterales con grandes potencias.
Entre líneas. La fragmentación global redefine el peso de Latinoamérica y crea riesgos diferenciados para Guatemala.
La región vuelve a ser tratada como zona de influencia estratégica de EE. UU. La competencia con China reactiva lógicas de contención, presión diplomática y disputa por inversiones, lo que limita el margen de autonomía para países pequeños y obliga a alineamientos más explícitos en comercio, seguridad y tecnología.
La aceleración del Mercosur para negociar colectivamente con la Unión Europea ilustra la tendencia: los bloques regionales intentan fortalecer posiciones frente a potencias mayores, pero la fragmentación interna latinoamericana —tensiones políticas, modelos económicos divergentes, agendas contrapuestas— aumenta la exposición de la región ante la coordinación de bloques internacionales.
La fragmentación regional y la debilidad de mecanismos como el SICA, sumadas a tensiones diplomáticas y agendas nacionales cortoplacistas, limitan la capacidad de negociar como bloque. Esto expone a Guatemala a negociar sola frente a potencias y capitales mayores, aumenta la vulnerabilidad frente a presiones geopolíticas y deja más espacio a actores ilícitos en temas de seguridad, migración y control territorial.
En conclusión. El tránsito de la globalización a la fragmentación no es un episodio pasajero, sino un reordenamiento de largo plazo del sistema internacional. En ese escenario, países como Guatemala ya no pueden limitarse a abrirse al mundo, pues deben decidir con qué bloques se alinean, qué tipo de integración regional priorizan y cómo quieren insertarse en las nuevas cadenas de valor.
Si la región centroamericana sigue descoordinada y sin visión estratégica, la fragmentación global convertirá en permanentes sus vulnerabilidades actuales.
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