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CSJ conformará 4 salas de Apelaciones, además de las integradas por el Congreso

¡Buenos días! 

Hoy encontrarán dos hilos en el boletín de República Política. Además, como hemos venido haciendo los jueves de cada semana, hoy publicamos un editorial, en donde fijamos la postura institucional, con ánimo didáctico. Este día, lo hacemos sobre el vaivén político judicial que ha tenido Guatemala en los últimos años, que más que aplicación de ley, es revanchismo. Lo que corresponde es orden y justicia, estado de derecho y certeza de castigo.   

Y es que ese vaivén obedece a los cambios –a veces drásticos– de régimen, en los países de Latinoamérica. Cuando la población decide votar a la oposición, por descontento con el gobierno de turno, o por su franca incapacidad, el nuevo gobierno suele buscar culpables, más que arreglar los problemas. Cuando se instrumentaliza a los sistemas de justicia para ese fin, todo se complica mucho más.  

Abordamos un hecho que adquiere relevancia luego de la conformación de Corte Suprema de Justicia y de las Salas de la Corte de Apelaciones. Debido al retraso de más de 4 años, ahora existen más salas qué integrar, pero se tendrá que hacer mediante un procedimiento que es cuestionado por algunos. 

Agradecemos su suscripción y lectura. Los animamos a que compartan el boletín con sus familiares y colegas. 


Contenido de este boletín:

Hilos de este boletín

Editorial: la lacra del péndulo judicial

CSJ conformará 4 salas de Apelaciones, además de las integradas por el Congreso

Latinoamérica no tiene ideología

La lacra del péndulo judicial 

Todos queremos vivir en un país con orden y justicia, en donde se respeten –sin excepción– nuestros derechos individuales básicos: vida, libertad y propiedad. Resulta inaceptable que se ejerza violencia en contra de cualquier individuo, sea funcionario o no. 

La semana pasada, manifestantes violentos agredieron a varios diputados –incluidas mujeres– y tales hechos quedaron grabados en videos que luego fueron difundidos en redes sociales. Esos actos violentos no deben ser aplaudidos, mucho menos, promovidos por líderes políticos. Los diputados Andrea Villagrán y Samuel Pérez fueron captados cuando animaban a los manifestantes violentos; más allá del hecho puntual, son muestras de los tiempos por venir.  

No obstante, para poder vivir en un estado de derecho, el abuso de autoridad, el mal utilizar del poder coercitivo del estado para amedrentar a políticos de oposición o activistas, tampoco es aceptable. Así como los actos violentos de cualquier ciudadano hacia otro deben ser sancionados, el uso indebido del poder público –que incluye promover acciones judiciales espurias y políticamente motivadas– debe ser castigado. 

Tanto las acciones ilegales por parte de individuos violentos, como por los funcionarios que abusan de su posición, deben ser castigadas, pero con proporcionalidad. Proceder con excesiva severidad también atenta contra el estado de derecho y la convivencia pacífica.

De esa cuenta, realizar operativos con exceso de elementos de seguridad, para capturar a una joven activista a quien se le endilga responsabilidad por la toma de la USAC deviene desproporcionando; por otro lado, el estado debe perseguir y capturar, con la fuerza pública necesaria, a jóvenes activistas descarriados que agreden violentamente a ciudadanos, sean diputados o no. 

Guatemala parece estar atrapada en un vaivén político y judicial, en donde quien detenta el poder temporalmente abusa de su posición para perseguir a sus opositores; cuando el péndulo regresa, se hace lo mismo, solo que en sentido contrario. Eso debe terminar de una buena vez. 

Todos los guatemaltecos de bien desean vivir en un país en donde prime el orden y la justicia, pero, sobre todo, en donde se pueda progresar. Ninguno de esos anhelos es posible, si cada 4 años, un segmento de la población se prepara para protegerse de la otra. Todo abuso –la violencia de parte de ciudadanos hacia otros– pero también el abuso de poder de funcionarios debe ser castigado. Debe existir certeza de castigo. 

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Viviana Mutz
CSJ conformará 4 salas de Apelaciones, además de las integradas por el Congreso
524 Palabras | 3 mins. de lectura

Entre las primeras decisiones administrativas de la nueva Corte Suprema de Justicia (CSJ), figura mantener o designar a otros magistrados titulares y suplentes para la integración de la Sala Sexta de la Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social. Esta dependencia no fue incluida en el listado remitido al Congreso para la elección.   

  • Cuando el Organismo Legislativo solicitó el informe del número de magistrados de Salas de Apelaciones a elegir, eran 135 titulares y 90 suplentes de un total de 45 salas. La distribución es de 3 titulares y dos suplentes en cada una. No obstante, con el funcionamiento de la Sala Sexta de la Corte de Apelaciones de Trabajo y Previsión Social, inaugurada tres días después de remitido el expediente, el número de magistrados se eleva.

Lo que se sabe. El Organismo Judicial tiene contemplado integrar otras tres salas más, cuyo proyecto dejó avanzado la magistratura que prolongó sus funciones y que deberá retomar la que recién tomó posesión para culminar el periodo 2019-2024. 

  • La nueva Sala Sexta de Trabajo fue integrada de la lista de magistrados suplentes electos en 2014 y son: Agustín del Valle, presidente de Sala; Heidy Pamela Delgado, vocal; Luis Fernando Argueta, vocal II, además de un secretario, cinco oficiales y un comisario.  
     

  • Las otras tres salas que podrían integrarse en los próximos meses son: de Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas en Guatemala; de Trabajo y Previsión Social en Quetzaltenango y otra Regional Mixta en Chimaltenango. Con ello, el total de magistrados titulares de salas subiría a 147. 
     

  • Para la integración de las nuevas salas, se prevé que la CSJ nuevamente elija de la lista de magistrados suplentes, pero esta vez de los recién electos por el Congreso.  

Voces. “La designación de la CSJ para integrar la nueva Sala de Apelaciones es cuestionable”, expresó el exmagistrado Luis Fernández Molina, aunque reconoció que tampoco hay que ver todo lo negativo, ya que alguna solución debía buscarse, aun sin el antecedente de la Comisión de Postulación. 

  • “Es dudoso y hay una laguna legal. En todo caso, para las nuevas designaciones debieron realizarse con una elección abierta de los listados que mandaron las comisiones de postulación y no del listado de magistrados suplentes”, enfatizó.   
     

  • Añadió que “La Corte, que extendió su mandato, tomó decisiones que no le competían”, enfatizó.  

Qué resaltar. Entre los 135 magistrados de salas reelectos por el Congreso el martes 21 de noviembre figuran Elda Nájera, hermana del diputado de Todos, Carlos Santiago Nájera; Marvin Reyes Lee, hermano de los diputados Fidel y Edgar Reyes Lee y Selvin Flores, hermano del diputado reelecto con el partido VOS, Jairo Flores.  

  • También fueron electos como magistrados la secretaria de la CSJ, Dora Lizeth Nájera y la gerente general de ese organismo, Alba Ruth Sandoval: así como el presidente de la Junta Directiva de Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala, Mario Siekavizza. 

Datos. El reajuste salarial que autorizó la CSJ en 2022 abarcó a los magistrados de Salas de Apelaciones, quedando los rubros siguientes:  

  • Magistrado de la CSJ: Q67 mil; presidente de Sala de Apelaciones: Q47 mil 100 y magistrado de Sala y de apoyo: Q46 mil 700. 

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Sebastián Gennari
Latinoamérica no tiene ideología
603 Palabras | 4 mins. de lectura

En Latinoamérica, se suele hablar de una política cíclica, orientada en torno a las olas de izquierda y derecha. Esto tiene algo de cierto: la marea rosa de Hugo Chávez adoptó un cariz netamente ideológico. La izquierda no ha sido imitada por la derecha, que ha tendido a renegar de apelativos doctrinarios. 

  • Sería más adecuado hablar de un turnismo electoral: las distintas fuerzas son elegidas, decepcionan y son reemplazadas por su “florete” ideológico. El ciclo se repite infinitamente, de ahí las olas aparentes. 

  • La mayoría de los países de la región no cuentan con una masa ideologizada y decididamente izquierdista o derechista. Indudablemente, hay partidos que se perpetúan, generalmente por tradición o clientelismo, no ideología.
     

  • Sí existen, como dice el economista Daniel Lacalle, países relativamente bien o mal administrados. A esto obedece el éxito de los partidos. De lo contrario, tendría que afirmarse que los electores latinoamericanos cambian de ideología cada cuatro años. 

Es noticia.  En Argentina, la victoria de Javier Milei (LLA, derecha) ante Sergio Massa (UP, izquierda) es muestra de la flexibilidad ideológica de la región. Milei ganó con un 55.69% frente al 44.31% de Massa; tomará posesión el próximo 10 de diciembre, viéndose ante la necesidad de enfrentar una complicadísima coyuntura. 

  • Las arcas estatales están inusualmente deprimidas, incluso para los estándares argentinos. Massa, el candidato del peronismo, se valió del “plan platita” para hacer campaña; Milei tendrá que resolver esta factura impaga. 

  • El plan de Massa se financió con emisión monetaria, pues Argentina carece de reservas extranjeras; su coste se estima en US$2,200M, equivalente a un 1.3% del PIB. Esto se suma a una inflación que se sitúa en 142.7%. 
     

  • Milei, un candidato cuando menos excéntrico, propone dolarizar la economía y abolir el Banco Central. Le ha declarado la guerra, ahora con más tino y delicadeza, al inmenso entramado de empresas estatales deficitarias. 

Por qué importa. Argentina reúne una serie de particularidades. El peronismo, por discordante y multifacético que sea, es el movimiento electoral más longevo y exitoso de Latinoamérica. Milei le ha propinado un duro golpe a uno de los referentes de la izquierda regional, que no por esto desaparecerá.  

  • Milei ganó con una ventaja de 11.38%, mucho más contundente que el 2.68% registrado por Mauricio Macri en 2015. La derrota del peronismo en sus feudos tradicionales sugiere un cambio de paradigma político. 

  • Argentina históricamente ha mantenido una línea ideológica relativamente firme. Sus Gobiernos han procurado instaurar un Estado del bienestar a la europea, rematando con un proteccionismo excesivamente entusiasta. 
     

  • Dicho esto, el presidente electo perderá apoyos una vez introduzca sus reformas. Es evidente el hastío popular, pero los recortes venideros causarán revuelo en las calles, poniendo el nuevo modelo en entredicho. 

El porvenir. La derecha, o al menos la no izquierda, cuenta con la importantísima ventaja de que sus promesas son más fáciles de cumplir. Accede al poder en tiempos de crisis, generalmente ofreciendo reformas liberales y medidas contra el crimen; puede fallar, como suele acaecer, pero sus proyectos son asequibles. 

  • La izquierda promete un Estado del bienestar, a la latinoamericana. Esto quizá sería posible de renovarse en el poder, pero lo cierto es que sus proyectos requieren de más tiempo, exponiéndolos a ser castigados en las urnas. 

  • El candidato “perfecto”, por tanto, es una suerte de centrista vagamente derechista. Debe responder a las ansias en materia de seguridad, pero también debe demostrar ciertos dotes administrativos.  
     

  • No hay un electorado ideologizado, pero sí puede surgir; la Latinoamérica del siglo XX es muestra de que la región es capaz de nutrir movimientos de masas. Ya en varios países de la región se van dando guerras culturales a la estadounidense.