El Gobierno no resuelve

¡Buenos días! 

Termina una semana laboral más —la 43 del año—, una muy complicada para el Gobierno. A estas alturas, el inmovilismo, el miedo y la falta de conocimiento dan claras muestras ya de lo que pueden ser 4 años de poco o ningún avance. ¿Qué diferencia habría con los gobiernos anteriores? El solo hecho de que se haga la pregunta —que indigna a los fanáticos de Semilla— es bastante. Las buenas intenciones que puedan tener no solucionan nada. Las promesas de campaña son un lastre que no pueden soltar el Presidente ni sus funcionarios.  

Heredaron un desastre, dicen. Y sí, pero las excusas tampoco solucionan nada. Bernardo Arévalo, con su tan particular talante, se muestra distante.  

Tal vez hubiese querido ser presidente de otro país; Uruguay, quizás.  

Les deseamos un buen fin de semana. 

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Colapso inminente: la infraestructura agoniza ante la indiferencia de los gobiernos

El Rincón de los Libros: Cómo evitar errores pasados

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Glenda Sánchez e Isabel Ortiz
Colapso inminente: la infraestructura agoniza ante la indiferencia de los gobiernos
742 palabras | 3 mins de lectura

La infraestructura —puertos, aeropuertos y carreteras— es el motor para el desarrollo de un país; reactiva la economía, atrae el turismo, agiliza la movilidad interna, entre otros factores.  Sin embargo, en Guatemala parece un cáncer que se agudiza, al punto de un colapso mortal. La opinión generalizada es que algunos gobiernos se han enfocado en soluciones paliativas, provocando más pérdidas que ganancias.   

En perspectiva. El 22 de octubre, las autoridades prohibieron el paso de vehículos en el kilómetro 137, sobre el puente Nahualate, Chicacao, Suchitepéquez. La situación no sorprendió, pues por la falta de mantenimiento, es previsible que algo así ocurra en cualquier punto.  

  • En los últimos 15 años —cuando menos— se ha dejado de invertir en los anillos metropolitanos y las carreteras centroamericanas. La mayor preocupación de los sectores — empresarial, municipal, entre otros— es que las acciones del gobierno son lentas para lo grave de la situación. A pesar de las facilidades que se han logrado desde el Congreso.

  • A la problemática de la red vial se suma el desorden en el Aeropuerto Internacional La Aurora (sin aire acondicionado, fajas, gradas eléctricas y elevadores sin funcionar, sin mencionar el abandono administrativo y de seguridad aeroportuaria), y los inconvenientes en los puertos (procesos legales en curso, manteamiento en los muelles, los tiempos de espera, costos de revisión y falta de dragados).   

Por qué importa. La Real Academia Española (RAE) define infraestructura como el conjunto de elementos, dotaciones o servicios necesarios para el buen funcionamiento de un país —salud, educación, economía, turismo—. Las causas del debilitamiento afectan no solo el sector económico, sino la movilidad de un niño a la escuela —casos de deserción escolar—, traslado de los ciudadanos a sus trabajos, retrasos en los traslados de productos —puertos, aeropuertos—. En fin, es una cadena de inconvenientes.   

  • Para Juan Carlos Zapata, director ejecutivo de FUNDESA, la falta de transparencia en su mantenimiento ha sido uno de los principales inconvenientes y se necesita cambiar la contratación para crear fondos multianuales. “En los últimos 25 años, se ha dejado de invertir en las ellas —carreteras—. Las debilidades y desafíos de infraestructura radican en la ausencia de un sistema de pago por indicadores por servicio y la ausencia de mecanismos para salvaguardar el derecho de vía [...]”, agrega.

  • En relación con los puertos, expertos estiman que el atraso en la infraestructura es de más de 20 años. Por la crisis, en agosto se instaló una mesa multisectorial para buscar soluciones a los problemas portuarios, ya que afectan toda la cadena del comercio exterior y amenazan con desviar la carga a otras naciones. “Más del 80 % del comercio mundial de mercancías en volumen y más del 70 % en valor, se transportan vía marítima y se manejan en los puertos de todo el mundo”, indicaron expertos a República.   

Ahora qué. Urgen acciones inmediatas y no solo paliativas. En las tres áreas se debe priorizar el mantenimiento y la transparencia de los procesos, modificación de las contrataciones. Retomar las iniciativas Ley de Infraestructura Vial Prioritaria, la iniciativa de ley de la Agencia Nacional para el Desarrollo de Infraestructura Económica (ANADIE) y la iniciativa que propone la aprobación de la Ley Reguladora del Sistema Portuario Nacional.

  • En los puertos se debe priorizar el reforzamiento y reparación de los muelles, profundizar el dragado y nuevos calados. En procesos de infraestructura digital en que todo el Sistema Portuario Nacional se consolide de forma ordenada y correcta.

  • Y en el aeropuerto que se disponga de su propio administrador, ya sea público o privado, ya que actualmente está regulado por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC). Este modelo ha demostrado ser inefectivo; solo existen en dos aeropuertos en el mundo con una estructura similar.

  • Una de las últimas acciones del Gobierno fue solicitar el apoyo del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos (USACE) para un estudio integral de las operaciones e infraestructura de Puerto Quetzal. Con la asesoría espera implementar soluciones que incluirán: expansión de las instalaciones de atraque, reconstrucción del muro marítimo, dragado y profundización de los canales de acceso y modernización de las instalaciones portuarias e infraestructura vial de acceso al puerto.  

Conclusión. Urge abordar soluciones de manera conjunta. La infraestructura de aeropuertos, carreteras y puertos se encuentra en un punto crítico, donde la modernización y el mantenimiento son esenciales para impulsar el desarrollo económico y turístico del país. El sector privado, en reiteradas ocasiones, ha apoyado y demostrado interés para dar solución integral al problema.  

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UNA INVITACIÓN DE REPÚBLICA
República Mujer 2024: Emprendimientos escalables, sociedades libres

Impacto real y tangible. República MUJER 2024 tiene como objetivo empoderar a las emprendedoras guatemaltecas, ofreciéndoles herramientas prácticas y conexiones valiosas para escalar sus startups. A través del enfoque de periodismo de soluciones, nos centraremos en tres pilares fundamentales: acceso a capital, tecnología y talento y capital social.

Dónde y cuándo.

  • 19 de noviembre de 2024. 

  • Épica, AVIA.

  • 14:00 horas.

Este evento busca no solo inspirar, sino también generar un impacto tangible en el crecimiento de negocios liderados por mujeres, fomentando familias más prósperas que son la base de una república más fuerte y libre.

Participe en el evento. Asista junto a líderes y expertos nacionales e internacionales, donde exploraremos cómo impulsar el crecimiento económico a través del liderazgo femenino. Regístrese al evento aquí.

La tesis central del libro La nueva Guerra Fría de Sir Robin Niblett, exdirector de Chatham House, es la rivalidad inevitable y acelerada entre Occidente y la alianza chino-rusa.   

Aunque Joe Biden se comprometió a no dejar que China superara a EE. UU como líder mundial, fue explícito en no buscar una Guerra Fría con Pekín. No obstante, Xi Jinping y Vladimir Putin, prometieron en mayo una “nueva era” de asociación tachando a Washington de hegemonía agresiva.  

Desde la invasión rusa de Ucrania se ha dejado atrás un orden basado en normas, presidido por el ideal de prosperidad global. Ha entrado una era de rivalidades, dominada por el imperativo de la seguridad nacional.  

Mientras China construye un nuevo eje de Estados autoritarios para maximizar su influencia y compensar su sensación de inseguridad regional, a EE. UU. ya no le resulta cómodo el papel de líder económico.  

El texto es un toque de atención a los europeos que tardan en cambiar su percepción de China. Muy poco a poco se van acercando a la visión de contención del gigante asiático, condición previa a la cooperación. Por ahora, EE. UU. y sus aliados van perdiendo. Con todo, la proyección global de China y Rusia, con menos reglas y más visión a largo plazo, no está exenta de problemas. Nada está decidido.  

EE. UU. y la URSS jamás llegaron a la interdependencia existente entre Washington y Pekín. La presión para evitar un conflicto abierto y llegar a compromisos es grande. Por otro lado, las interconexiones de las alianzas globales – tanto transatlántica como transpacífica – son una buena noticia para las democracias liberales.  

Niblett presenta diez particularidades de esta nueva Guerra Fría y ofrece cinco fórmulas para navegar su inicio. Entre estas recetas sobresalen dos.  

Una, reunir a las democracias liberales. El G7 (con la UE) es el foro más indicado. Aconseja – como ya se hace de manera informal – añadir a Corea del Sur y Australia. Esto señalizaría de forma clara una coordinación sistemática para mejorar la fortaleza tecnológica y seguridad económica colectiva. El G9 evitaría repetir el error de Europa de depender en exceso de Rusia para su seguridad energética en la era tardía del carbono, confiando en China para su energía renovable en la era verde temprana.  

La otra es asociarse con el Sur Global en materia de desarrollo sostenible y lucha contra el cambio climático. En el regreso al antagonismo entre bloques ya no hay una jerarquía entre Norte y Sur. La batalla por el control dependerá de la capacidad de apelar con éxito al Sur Global. Es aquí donde se decidirá la confrontación.  

Xi parece haber entendido esto antes que las democracias. Sin embargo, ampliar los BRICS ha sido una grave equivocación. La estructura de este grupo es defectuosa debido a su disparidad política, diferentes prioridades exteriores y falta de valores compartidos. Por el contrario, el G9 está unido alrededor de principios y compromisos explícitos de apoyo mutuo, sin perjuicio de que sus intereses a veces diverjan.  

La esclerosis de la vieja Guerra Fría ha dado paso a una intensa diplomacia de países como India, Turquía, Emiratos, Arabia Saudí, Suráfrica o Brasil para aprovechar las ventajas de apoyar caso por caso a uno u otro rival. Estos y otros países siguen la triangulación más beneficiosa para sus objetivos.  

Esta contienda es mucho menos binaria que la anterior. Pero esto no implica un orden internacional más estable y menos amenazador. El mensaje chino de que las democracias son cada vez más imperfectas cala entre lo que puede denominarse actores multi alineados.  

Trae a la memoria en estos momentos ecos de 1914, cuando unos enormes niveles de comercio mundial no lograron evitar que una Alemania imperial en ascenso y un Imperio Británico desbordado caminaran sonámbulos hacia un conflicto devastador.  

Y en cuanto a uno de los puntos de máxima tensión en el Pacífico actualmente – Taiwán – es imposible saber cómo terminará la disputa sobre su futuro. ¿Cómo la de los Balcanes en 1914, que acabó desencadenando la IGM? ¿O la de la Crisis de los Misiles de Cuba en 1962, que ayudó a EE. UU. y la URSS a encontrar una nueva forma de convivencia, si bien bajo la sombra de una destrucción mutua asegurada?  

Y hay una nube que oscurece el panorama. Es la incógnita sobre el rumbo de la política interior estadounidense. El socio principal de la coalición occidental podría dejar de actuar como fundamental proveedor de estabilidad. Existe esa posibilidad con una eventual presidencia de Donald Trump, poco amigo del multilateralismo. Su aislacionismo permitiría un ascenso global más rápido de una China cada vez más nacionalista y asertiva. También daría alas al matonismo ruso y al revanchismo de dictaduras como Irán y Corea del Norte.   

Mirando hacia atrás, pueden extraerse las lecciones necesarias para enfrentar los desafíos. Con sus muchos datos e ideas, este es un libro oportuno y necesario.