El pueblo no siempre tiene la razón

¡Buenos días! 

En estos días en donde la atención está en la selección de candidatos a magistrados de cortes en Guatemala, vale la pena tener claro los procesos son paulatinos; aunque se quisiese un corte de tajo respecto de lo indeseado, se debe reconocer que los cambios perdurables son los que se consiguen poco a poco.  

Atinente a la elección referida, seguro se conseguirán algunos buenos magistrados, mientras que otros responderán a inconfesados intereses sectarios. Sin embargo, habrá avance si se logra evitar que todos –o la mayoría– sean los últimos. La guerra se gana batalla por batalla. 

¿Por qué importa? Pues si no es, simplemente, porque uno de los tres pilares de la república merece su sitial, hay que tener presente que la justicia –o su carencia– afecta a todos y no solo a las partes en un litigio.  

Es menester de todos los ciudadanos estar atentos a lo que las Comisiones de Postulación envíen al Congreso, pero, sobre todo, a lo que los representantes populares, decidan. Es solo el futuro, el que está en juego. Poca cosa. 

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Editorial: Desastrosa reforma judicial en México

Cómo EE. UU. y China están transformando a Latinoamérica

Desayuno en Redacción: “Sin Certeza Jurídica: ni inversión, ni desarrollo ¿Qué hacemos?”

Desastrosa reforma judicial en México

“Las comparaciones son odiosas” se lee en La Celestina. La frase ha quedado como referente de lo fútil que es comparar una cosa, situación –o persona–, con otra. Pero odiosas como son, también son inevitables. 

Mientras en Guatemala se eligen Cortes –magistrados para Corte Suprema de Justicia y Corte de Apelaciones–, en México acaba de aprobarse la reforma constitucional en materia de justicia federal. Faltan algunos pasos, como la ratificación por los Estados de la Federación, pero eso es casi un hecho, ya que Morena se hizo con el gobierno de 21 Estados; a ellos hay que sumarle 3 de sus aliados, por lo que llegan a 24 de 32. Es decir, superan, por mucho, el número requerido para refrendar la reforma. 

Aunque no es un problema exclusivamente regional, Latinoamérica sufre de sistemas judiciales viciados y que necesitan ajustarse a los tiempos, además de purgarlos de malos elementos. Tanto México como Guatemala necesitan reformas judiciales para corregir sus deficiencias.  

Sin embargo, no cualquier reforma es una buena reforma. De eso, los guatemaltecos podemos dar cátedra; tan solo una muestra es la casuística reforma a la ley del Ministerio Público en 2016 para “blindar” a la entonces fiscal general, Thelma Aldana. Hoy, hasta quienes las empujaron fervorosamente –a la reforma y a la ex fiscal general– abogan por que se derogue aquel sinsentido.  

Contrario a lo que los populistas –como AMLO– propugnan, la democracia no es, necesariamente, el mejor sistema para elección de todos los poderes republicanos. Sí, en algunos países, ciertos jueces son electos popularmente, pero son –por mucho– los menos y no son todos los jueces; casi siempre, cuando se da, es a nivel local, no nacional o federal. Lo que recién han aprobado las dos cámaras legislativas mexicanas es, como lo han llamado los expertos: el fin de la república mexicana. 

Sin pretender estigmatizar, imagínese qué jueces van a ser los votados popularmente en estados –tristemente dominados por el narco– como Jalisco, Sinaloa, Coahuila, Nuevo León, Zacatecas, entre otros.  

Mientras el autócrata mexicano hace de las peores suyas al final de su mandato, acá, en Guatemala, la elección de cortes suscita –cómo no– muchas sospechas. Calificaciones antojadizas, aplicación de criterios absurdos y, sobre todo, favoritismos a diestra y siniestra, hacen que el listado que llegará al Congreso para elección está trucado desde la cuna, por decirlo de alguna forma. 

Ningún sistema es perfecto para evitar que se cuelen elementos nocivos, pero las reformas que se han impulsado en años recientes acá –sin éxito–, y a la luz del desastre mexicano, el nuestro, el guatemalteco, no es tan malo. Sigue habiendo más pesos y contrapesos, objetivamente, que en el México que se avecina.  

Reforma judicial, sí, pero no cualquier reforma; si estamos de acuerdo en lo primero, tenemos que estar de acuerdo en lo segundo. 

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Ricardo González
Cómo EE. UU. y China están transformando a Latinoamérica
759 palabras | 3 mins de lectura

La guerra comercial entre EE. UU. y China, marcada por el incremento de aranceles y el auge del nacionalismo económico, ha generado repercusiones a nivel global, con Latinoamérica como una de las regiones atrapadas en el fuego cruzado.  

Panorama. Países como México y Argentina, dos de las economías más grandes de la región, se han visto obligados a enfrentar un complejo conjunto de desafíos mientras intentan equilibrar los intereses enfrentados de sus dos principales socios comerciales. 

  • México, como miembro del T-MEC, se beneficia de un acceso privilegiado al mercado estadounidense. Sin embargo, el acuerdo ha creado inadvertidamente una laguna que permite a los productos chinos eludir los aranceles de EE. UU. al utilizar a México como su destino final de ensamblaje.

  • Esto ha generado tensiones entre el gobierno mexicano y Washington, que ha instado a México a tomar medidas contra las exportaciones chinas, afectando así, sus propios intereses económicos.

  • A su vez, Argentina ha enfrentado dificultades por los aranceles sobre las exportaciones tecnológicas chinas, como semiconductores y equipos de telecomunicaciones, lo que ha limitado el acceso a tecnología asequible. Las restricciones de EE. UU. sobre Huawei, un actor clave en la infraestructura 5G, han retrasado los esfuerzos de modernización digital del país.  

Por qué importa. El aumento del costo de vida y las complejidades comerciales motivadas por factores políticos resultan especialmente perjudiciales para las economías menos desarrolladas y sofisticadas de Latinoamérica, en particular para las de Centroamérica. 

  • En Guatemala, donde la maquinaria china es crucial para la producción, los aranceles –estadounidenses– han incrementado los costos, reduciendo la competitividad global de los productos agroindustriales guatemaltecos, los cuales representan casi el 45% del total de las exportaciones del país.

  • De igual manera, el sector hidroeléctrico de Costa Rica –altamente dependiente de capital y componentes chinos– ha sido gravemente afectado por la guerra comercial. En mayo de 2024, las sequías provocadas por el fenómeno El Niño desataron una crisis energética que resultó en racionamientos de electricidad, con apagones de hasta tres horas diarias.

  • Estos acontecimientos son particularmente preocupantes para los intereses de seguridad nacional de EE. UU., ya que países como Honduras y El Salvador –sin mencionar a Nicaragua, que es hostil hacia a Washington– se están alineando cada vez más con Pekín. 

Entre líneas. Aunque Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial de la región, Latinoamérica enfrenta una situación compleja, al depender, tanto de las inversiones y productos de EE. UU., como de China, mientras intenta mantener relaciones sólidas con Washington y Pekín. Este delicado acto de equilibrio ha incrementado la vulnerabilidad de las economías latinoamericanas, que dependen en gran medida del comercio exterior. 

  • En la primera mitad de 2023, las exportaciones de la región hacia EE. UU. ascendieron a USD 258 000M, mientras que las importaciones alcanzaron los USD 308 000M, ambas cifras reflejan una ligera disminución, en comparación con el año anterior.

  • Durante el mismo período, el comercio entre Latinoamérica y China alcanzó niveles significativos, totalizando USD 208 000M en exportaciones de Latinoamérica a China, y USD 242 000M en importaciones de China a la región.

  • La inversión extranjera directa de EE. UU. en Latinoamérica y el Caribe representó el 33 % del total de los flujos de IED hacia la región, mientras que la IED china alcanzó aproximadamente USD 8750M, representando alrededor del 10 % del total de la región. 

El balance. El aumento de aranceles y restricciones han dificultado que los países de Latinoamérica modernicen sectores clave, como la tecnología y la infraestructura. A medida que EE. UU. y China continúan ampliando sus esferas de influencia, los países latinoamericanos podrían verse cada vez más presionados por ambas potencias.  

  • Si bien esto representa un desafío para ambas potencias, la evidencia indica que, a pesar de los aranceles, Latinoamérica está comerciando cada vez más con China que con Estados Unidos. Para 2035, se prevé que el comercio entre China y la región supere los USD 700 000 millones, lo que podría superar el volumen de intercambio con EE. UU. en varios países latinoamericanos.

  • A medida que los países latinoamericanos perciben las restricciones comerciales impuestas por EE. UU. a China como una carga, podrían comenzar a ver a Pekín como un socio más confiable y solidario.

  • Para 2023, 21 países de la región se habían unido a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, fortaleciendo los lazos económicos y diplomáticos con Pekín a expensas de la influencia de EE. UU. Incluso aliados de larga data de Washington, como Ecuador, han firmado acuerdos de libre comercio con China después de no lograr acuerdos similares con Estados Unidos. 

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Isabel Ortiz
Desayuno en Redacción: “Sin Certeza Jurídica: ni inversión, ni desarrollo ¿Qué hacemos?”
533 palabras | 2 mins de lectura

Las puertas de la redacción de República se abrieron, una vez más, para un desayuno que abordó un tema de gran relevancia nacional: “Sin certeza jurídica: ni inversión, ni desarrollo. ¿Qué hacemos?”. Este evento contó con la participación de Alexander Aizenstatd, destacado experto en derecho constitucional, y Luis García Pinot, CEO de Grupo Geoservicios, para examinar cómo la falta de certeza jurídica impacta negativamente en la inversión y el desarrollo económico; se abordó, también, las posibles soluciones para construir un entorno más estable y favorable para el crecimiento.  

La discusión comenzó con una introducción sobre el impacto de la certeza jurídica en el ámbito empresarial. Aizenstatd explicó que este concepto es esencial en el derecho, permitiendo prever las consecuencias de las acciones legales y económicas. Esta previsibilidad es crucial para el funcionamiento eficiente de los mercados, ya que permite a los actores económicos planificar y tomar decisiones informadas. En su intervención, subrayó que, en economías sofisticadas, el intercambio de promesas y la capacidad de predecir sus consecuencias es fundamental para generar riqueza y confianza en el mercado.  

Por otro lado, García Pinot, abordó cómo la falta de certeza jurídica afecta directamente a las inversiones. Destacó que, en el sector eléctrico –por ejemplo– las empresas deben enfrentar procedimientos rigurosos que incluyen aprobaciones gubernamentales y licitaciones. La falta de claridad en estos procesos puede llevar a demoras significativas y desincentivar a los inversionistas. En un caso específico, mencionó cómo la licitación internacional para contratos de generación y transmisión de energía puede verse afectada por la falta de claridad en los procedimientos, generando incertidumbre y retrasos.  

Otro aspecto clave que surgió, fue la diferencia entre el sector público y privado en términos de certeza jurídica. Mientras que el sector privado puede estar preparado para cumplir con normas y regulaciones, la falta de certeza en los procedimientos gubernamentales se destacó como un obstáculo significativo. La necesidad de consultas y autorizaciones, que a menudo ralentiza el proceso de inversión, fue identificada como un desafió crucial para el desarrollo económico.  

Entre los desafíos mencionados, se destacó la importancia de contar con procedimientos claros y eficientes para evitar retrasos y problemas en el desarrollo de proyectos. Los ponentes coincidieron en que la certeza jurídica es crucial para atraer inversiones y fomentar un entorno económico saludable. En este sentido, enfatizaron la necesidad de reformas que simplifiquen y agilicen los procesos legales y administrativos.  

Además, se discutieron las dificultades que enfrentan las empresas al lidiar con la discrecionalidad en la aplicación de las leyes. La interpretación inconsistente de las normativas por parte de los funcionarios puede llevar a sorpresas y demoras, afectado la certeza y la confianza en el sistema. Un problema relevante es que no existe certeza sobre todos los requisitos necesarios para llevar a cabo una actividad económica, lo cual añade un nivel más de incertidumbre para las empresas.  

El desayuno ofreció una perspectiva valiosa sobre cómo la certeza jurídica impacta la inversión y el desarrollo, resaltando la necesidad de reformas para mejorar la claridad y eficiencia en los procesos legales y administrativos. En definitiva, quedó claro que, sin certeza jurídica, el crecimiento sostenido de las inversiones en el país seguirá enfrentando barreras significativas, limitando el potencial de desarrollo económico.