- República Política
- Posts
- Trump arrasa y será el presidente de EE. UU.
Trump arrasa y será el presidente de EE. UU.
¡Buenos días!
La larga noche del 5 de noviembre nos dejó resultados sorprendentes para muchos, pero vaticinados por la cobertura electoral de República. Donald J. Trump regresará a la Casa Blanca como el 47.º presidente de EE. UU. Contra casi todo pronóstico, el republicano ganó en todos los estados bisagra —Nevada, Arizona, Georgia, Carolina del Norte, Pensilvania, Míchigan y Wisconsin—.
La victoria republicana parece ser absoluta. Se puede afirmar con toda seguridad que el Senado será republicano. La situación en la Cámara de Representantes es algo más incierta, aunque la mayoría considera probable una mayoría republicana. En resumidas cuentas, estamos ante el control republicano de todos los poderes federales: la presidencia, el Congreso y la Corte Suprema.
No se puede hablar de un fiasco total en las encuestas, pues los resultados entran dentro del margen de error de las más fiables. Sin embargo, resulta evidente que una vez más se ha subestimado el atractivo electoral de Donald Trump.
Agradecemos su lectura y su suscripción.
En este boletín:
•Donald Trump será el 47.º presidente de EE. UU.
•La realidad demográfica que empujó a Trump
Rafael P. Palomo
•Donald Trump será el 47.º presidente de EE. UU.
618 palabras | 3 mins de lectura
Tras una larga jornada, los votantes estadounidenses siguen a la espera de resultados finales, a pesar de que ya está confirmada la victoria republicana.
EEs noticia. Tal como República vaticinó, el conteo en los estados más disputados ha sido más lento que en el resto del país; sin embargo, la victoria de Donald Trump ya es oficial. Con 45 de 50 estados definidos a la hora de cierre, los republicanos tienen asegurados ya 277 votos electorales, a falta de resultados en estados donde llevan la ventaja y con una alta probabilidad de victoria.
De acuerdo con las proyecciones, Donald Trump ganó en todos los estados bisagra, en contra de la mayoría de las predicciones.
Si bien se esperaba que Kamala Harris venciera en Wisconsin y Míchigan, Trump ganó en ambos estados, además de Pensilvania, Carolina del Norte, Georgia y Arizona, aunque este último y Michigan siguen pendientes de terminar su conteo.
Donald Trump ganó las elecciones con, al menos, 312 votos electorales contra 226 para Kamala Harris.
Por qué importa. Los resultados hasta el momento permiten afirmar que los republicanos no solo regresarán a la presidencia, sino que recuperarán la mayoría en el Senado y en la Cámara de Representantes. Trump podrá gobernar sus primeros dos años con una mayoría en los tres poderes federales, de la misma forma que lo hizo Barack Obama entre 2009 y 2011.
A pesar de que, bajo la gestión de Obama, el nombramiento de la jueza Sonia Sotomayor le dio un tinte progresista a la Corte Suprema, la tendencia no fue tan marcada como lo podrá ser para Trump en los primeros dos años de su nueva presidencia.
El resultado refleja que, nuevamente, las encuestas tienen problemas a la hora de predecir el desempeño de Donald Trump en los comicios. Por tercera ocasión consecutiva, el republicano obtuvo mejores resultados de los esperados.
Adicionalmente, el expresidente obtuvo más votos de hombres negros e hispanos, un segmento importante para darle la vuelta a los resultados que obtuvo en 2020.
Entre líneas. Trump mejoró en alrededor de un 2 % en Georgia; un 3 % en Carolina del Norte, Pensilvania, Wisconsin, Virginia y California; 5 % en Míchigan, y hasta un 7 % en Nueva York. Si bien sufrió derrotas en los mismos estados que en 2020 —a excepción de los siete estados bisagra—, creció su apoyo en grandes bastiones demócratas y en casi todo el país en general.
Nueva York se definió por un margen menor para los demócratas que Florida para los republicanos; Trump ganó hasta el condado de Miami-Dade, donde ningún republicano ganaba desde 1988.
Por primera vez en sus tres candidaturas presidenciales, Donald Trump ganó, incluso, el voto popular.
Los resultados evidencian que las casas de encuestas fueron incapaces de palpar la intensidad del descontento del electorado con el rumbo que ha llevado EE. UU. desde 2021.
En conclusión. Las encuestas mostraban un panorama cerrado y, aunque Trump no arrasó en ninguno de los estados en disputa, el mapa electoral refleja una aplanadora republicana. Esto no es necesariamente un fracaso en las encuestas. Los modelos de agregación de encuestas mostraron una predicción similar a la del resultado final. Solamente Wisconsin y Míchigan sorprendieron, aunque era predecible que votaran en sintonía con Pensilvania, debido a su similitud demográfica.
A pesar de ello, la mayoría de las encuestas acertaron dentro del margen de error en los siete estados bisagra.
Los resultados del 5 de noviembre evidencian la ineficacia de la campaña demócrata, cuyo error de proteger la imagen del presidente Biden y presentarlo para reelección nunca fue enmendado.
Kamala Harris entró a una campaña que, a pesar de haber reflejado entusiasmo al principio, nunca contó con el tiempo ni el capital político para vencer al líder político con más crecimiento en popularidad de los últimos ocho años.
Sebastián Gennari
•La realidad demográfica que empujó a Trump
Los datos en EE. UU. sugieren una holgada victoria de Donald Trump. Los republicanos se han asegurado el Senado. Cabe la posibilidad, cada vez más probable, de que Trump se imponga también en el voto popular, incluso llevando a su partido al control de la Cámara de Representantes.
En vista de esto, es preciso entrar a discutir qué factores han sido clave en el repunte de Trump, que presenta un desempeño notablemente mejor al de 2020. Vale recalcar, además, que luego de su derrota ante Joe Biden, a Trump se le vio como una figura caduca; su reconquista del Partido Republicano, hoy tenida por nimia obviedad, no podía anticiparse.
Mucha tinta se ha vertido sobre los temas que favorecían a Trump: el descontento ante la situación económica y la crisis migratoria, a lo que la campaña de Kamala Harris respondió diciendo que la economía va viento en popa y que la crisis migratoria se está solucionando. Mucha tinta también se ha vertido sobre el punto más débil de Trump: el aborto, una prioridad política para muchas mujeres estadounidenses, sobre todo las mujeres jóvenes y solteras.
En estos renglones poco se puede agregar. Resulta más ameno hablar de la demografía, es decir, de la composición de los votantes y de las variaciones en su conducta.
En efecto, la encuesta de boca de urna de NBC sugiere que, en esta ocasión, el 45 % de los votantes hispanos, un 54 % en el caso de los hombres, se decantaron por Trump, frente al 53 % que lo hizo por Harris; en Nevada, un estado pendular, la misma encuesta dejó a Trump y Harris en un 46 % y 48 %, respectivamente. En 2020, el annus horribilis de los republicanos, Trump apenas logró convencer a un 39 % de los hispanos.
Evidentemente, las encuestas de boca de urna se pueden equivocar, pero se ha registrado una palpable mejora en el desempeño de Trump con los hispanos. Esta tendencia es confirmada por el análisis local: anoche Trump ganó por un 11 % en el condado de Miami-Dade, cuya población es 68.8 % hispana. Los republicanos no habían ganado en este condado desde la elección de George Bush padre en 1988.
Se puede hablar de dinámicas parecidas en el voto negro. Según Jake Tapper, de CNN, un 25 % de los hombres negros votaron por Trump; en 2016, solo un 10 % actuó de tal forma. Las mujeres negras, por otra parte, continúan siendo el grupo más demográfico más demócrata de EE. UU., pero su participación electoral parece haberse deprimido levemente.
No puede hablarse de un Trump que ha unificado a todos los ciudadanos estadounidenses, pero sí de un Trump que ha logrado seducir a algunos votantes pertenecientes a minorías étnicas. En una elección que se tenía por sumamente reñida —la realidad parece ser un tanto distinta—, estos votos resultan cruciales. Sirven de apoyo, además, al principal sostén de todas las campañas de Trump: los votantes blancos.
Trump siempre ha comandado holgadas mayorías entre los blancos sin estudios universitarios, pero en 2020 Biden logró convencer a una mayoría de los blancos con estudios universitarios: las cifras son inexactas, pero se estima que un 54-56 % de estos votaron por él. Este año, las cifras que circulan aún no son fehacientes; una vez más, el análisis local resulta útil: en el condado de Suffolk, en Nueva York, Trump ganó con un 55 % del voto. Suffolk tiene una población 85.2 % blanca (2020) y un ingreso familiar medio de USD 122 498 anuales (2022); es una muestra casi perfecta de la inclinación de los votantes blancos con estudios universitarios. En 2020, Trump se llevó el condado por 0.03 %, obteniendo 49.30 % frente al 49.27 % de Biden. Sobra añadir que su mejora este año es sustancial.
Estas son las dinámicas que parecen estar al borde de permitir el regreso de Trump a la Casa Blanca. Debe destacarse que el expresidente no ha hecho una campaña moderada; al contrario, ha prometido la “mayor operación de deportación en la historia estadounidense”, algo que debe interpretarse en sentido literal, a pesar de los desafíos logísticos que representa.
De ser así, Latinoamérica —y, en particular, Centroamérica— debe estar consciente de que peligra un eslabón de su modelo de desarrollo, fundamentado en el perenne e ininterrumpido crecimiento de las remesas. Si Trump implementara tan solo la mitad de lo que ha prometido, se registraría un gran descenso en el número de migrantes, además de una ola de repatriaciones. Por simple y mecánica aritmética, las remesas se reducirían o al menos dejarían de crecer.
¿Qué le pareció el boletín de hoy? |
Iniciar Sesión o Suscríbete para participar en las encuestas. |